EL ARTISTA Y LA DOBLE PERSONALIDAD
La mayoría de los países se encuentran representados por al menos un actor que lo representa históricamente en la comedia. En Estados Unidos es Chaplin, sin lugar a dudas, acá en Argentina podrían ser Olmedo y Tato Bores, y en México son Chespirito y Cantinflas. Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, nacido en 1911, construyó este personaje que se asoció siempre a la identidad nacional de su país y le permitió realizar una larga y exitosa carrera que lo llevó incluso hasta Hollywood. Con su simpático bigote, al que le faltan pelos en la parte donde Chaplin sí los tiene, ganó un Globo de Oro en 1956 y logró que 21 años después de su fallecimiento se estrene internacionalmente su película biográfica.
Sin embargo, más que una biografía o pseudodocumental, “Cantinflas, una vida de película” es un drama lleno de comedia compuesto por la doble personalidad del artista. Mientras que Mario Moreno es una persona que se conforma con amar y hacer reír sencillamente a la gente, Cantinflas es un famoso producto que tiene que generar cada vez más entretenimiento para satisfacer su demanda, alejándose así de lo que más valora en el mundo: su familia. De esta manera, la doble máscara teatral invadirá su vida y lo llevara a vivir hechos que tocarán lo más profundo de sus emociones.
A raíz de esto, no resulta casualidad que la estructura de este film dirigido por Sebastián del Amo se encuentre dividida en dos tiempos que se intercalan constantemente. El primero de ellos, pasado, cuenta el llamado que le hacen a Cantinflas para participar de la producción estadounidense de “La vuelta al mundo en ochenta días” (1956). El otro, aún más pasado, narra sus inicios en el mundo del espectáculo y su salto a la fama. Estos dos polos opuestos conforman una trama circular en la que la estabilidad emocional va cayendo y decayendo esporádicamente.
Y como era de espererar, para que esta película se convierta en la elegida para representar a México en la próxima edición de los Premios Oscar, el actor del papel protagónico debía ser elegido con pinzas. Así fue. El personaje principal está maravillosamente actuado por el español Óscar Jaenada, quien interpreta excelentemente a un mexicanazo lleno de mil caras graciosas y con un humor muy similar al de “El Chavo del Ocho”. El actor de 39 años, quien trabajó en “Los límites del control” (2006) bajo la dirección de Jim Jarmusch y también hizo de oficial español en “Piratas del Caribe 4: En mareas misteriosas” (2011), se luce haciendo de payaso tanto cuando está feliz como cuando está triste. Además, el reparto también cuenta con la participación de Michael Imperioli (Goodfellas, 1990), quien se pone en la piel de Mike Todd, un productor que busca a las mejores estrellas para rodar su próxima película.
Por otro lado, la recreación artística es impecable en cuanto a vestuario y locaciones e incluso se acuerda de incluir el violeta en los ojos de la gran Elizabeth Taylor. De esta manera, el espectador logra viajar a esa Norteamérica del siglo XX teñida por el desorden social y el consumo del público de masas. Parece ser que Del Amo aprendió con la experiencia ya que no es la primera vez experimenta el formato biográfico. Anteriormente, había realizado una película sobre la vida y obra del ‘rey del cine negro mexicano’ llamada el “El fantástico mundo de Juan Orol” (2012).
En fin, tenemos la película de la vida de Cantinflas convertida en el drama de un tipo humilde con el que muchos nos sentiremos tocados casi hasta el borde de las lágrimas. Es un personaje con el que más de uno se sentirá identificado. Aptísima para todo público.