De las muchas estrellas y/o artistas que México tiene a nivel internacional, una de ellas es Mario Moreno, mejor conocido como Cantinflas. Protagonista de una gran cantidad de películas de la época del cine de oro mexicano, su forma de actuar y de hablar era tan única, que incluso en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, existe el verbo cantinflear.
Así, dirigida por Sebastián Del Amo, Cantinflas, narra la vida y obra de este mítico personaje, desde sus inicios en una carpa ambulante en Veracruz, hasta su máximo triunfo: el Globo de Oro en 1956 por la grandiosa “La Vuelta al Mundo en 80 Días” por encima del mismísimo Marlon Brando. La parte buena del filme es sin duda Oscar Jaenada. Mucho se habló sobre la decisión de elegir a un actor español para interpretar a alguien tan mexicano como Cantinflas, existiendo tanto talento nacional. Pero debemos decir que es sin duda el mayor acierto de la película. Nunca se nota el acento español del actor, y sin duda se nota que el trabajo previo fue arduo: los gestos, las poses y esa manera tan singular de hablar es respetada al máximo.
Sin embargo, tiene sus partes malas que, desafortunadamente son mayores. La vida y obra de cualquier artista nunca está exenta de escándalos y problemas, pero aquí, se los saltan en beneficio del personaje. Si bien tocan el tema del sindicato de actores y su infidelidad, son mínimas las intervenciones, de modo que no se manche la imagen de santo de Moreno. Y el montaje, que durante la primer hora de la película, es tan extraño y confuso, que parece que tienen prisa por terminar. Juega peligrosamente en la línea difusa de la persona y el personaje, que no sabe diferenciar cuando es papel y cuando es humano.
La película es disfrutable por lo que Cantinflas era en sí mismo. Pero como trabajo biográfico, queda mucho a deber.