MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES, MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES...
“Soy Mary Putrueli. Acá no quedó nada del guion de Charlie Kaufman. Qué atinado Robert Zemeckis en no dirigir esta adaptación. Soy Mary Putrueli. Esto es una reseña de una película que no se entiende hacia dónde va. No hay un atisbo de química entre los personajes. Soy Mary Putrueli. Muy buena premisa para un desarrollo monótono y poco legible”.
El párrafo anterior comienza con “el ruido que sucedió en mi cabeza” al comenzar a pensar y escribir sobre Caos. Para quienes aún no la vieron, este ruido del que hablamos hace referencia a aquello que los hombres piensan y todos pueden oír y en ocasiones, ver. Sí, solo los hombres, porque en el mundo distópico, donde la historia sucede, no hay mujeres, y las pocas que luego aparecen en pantalla tampoco tienen “ruido”; que no se entienda que se quiere sugerir que las mujeres no piensan, o que lo que piensan no es lo suficientemente interesante para poder ser escuchado o visto por otros, sino simplemente es que así está planteado. Los anti feministas dirán “dejen de exagerar todo” y las feministas dirán “dejen de hacer películas tan estúpidas”. Una grieta más que nadie pidió. Retomando la trama, los hombres tienen (y hacen ruido) y deben, desde pequeños, aprender a controlarlo. Es decir, domar sus pensamientos.
Todd Hewitt (Tom Holland, nuestro querido Hombre Araña) es parte de esta sociedad acéfala de mujeres. De un momento a otro, su vida da un giro radical cuando cae desde el cielo, sin metáforas hablando, Viola (Daisy Ridley), quien aterriza en el planeta de Hewitt, y a la cual el pueblo no recibirá de la mejor manera. Mujer igual peligro. Hewitt, casi inmediatamente decide salvar y proteger a Viola y emprende así un camino fugitivo con toda una horda de ruido detrás, sumado al suyo que poco ayuda, sobre todo en los momentos donde expone la atracción y las ganas que Viola no se vaya del planeta y se quede a vivir una vida a su lado.
Si bien la premisa tiene grandes aspiraciones, lo cierto es que la película sufrió tantos contratiempos y cambios, que todo queda demasiado expuesto en el guion, en el ritmo narrativo, en las interpretaciones, hay una mínima tensión que nunca llega a explotar, casi que termina por aburrirnos la espera por saber de dónde viene Viola, qué paso con las mujeres desaparecidas, y hacia dónde va a desembocar la historia. Desde lo visual, todo es correcto, pero no hay una sola escena que maraville o que diga, bueno, se salvó un poco la película. Lo cual es bastante inesperado teniendo en cuenta que su director es Doug Liman, responsable de la gran Al filo del mañana.
Basada en una serie de libros escritos por Patrick Ness, y sumando adeptos al bando de libro mata película, posiblemente este futuro distópico en la literatura haya sido mucho más atrapante de leer que verlo convertido en un proyecto cinematográfico.
Caos: el inicio fue uno de los estrenos más esperados en la crisis pandémica que atravesó el cine este último año, y lamentablemente debe decirse que no valió para nada la pena.