Finalmente van llegando esta semana los nuevos tanques de la industria a salas porteñas. En esta oportunidad, es el turno de la nueva producción de Doug Liman, gran amigo de Tom Cruise (estará pronto rodando con él), director de sobrada experiencia en filmes de ciencia ficción ("Jumper", "Edge of tomorrow") que tiene como principal activo la presencia de Tom Holland y Daisy Ridley, dos grandes figuras para los adultos jóvenes.
La historia en "Caos: el inicio" es un poco difícil de explicar. En un planeta lejano (ejem!), Todd (Holland) vive una vida difícil en la colonia que integra. Sólo habitada por hombres, su aldea está regida por Prentiss (Mad Mikkelsen) y tiene una particularidad: cada uno de ellos emite una especie de nube, donde se pueden oír sus pensamientos. "El ruido", es una consecuencia de la vida en ese lugar, ha afectado la individualidad y hay que cuidarse muy bien de lo que se piensa, porque no se tiene manera de esconderla.
Cierto día, desde el espacio cae una nave en las cercanías, de la que solo sobrevive Viola (Ridley), quien es capturada rápidamente por la tribu de Todd. No hay mujeres vivas en ese poblado, por lo cual se convierte en centro de la escena, y más cuando está la posibilidad de que Prentiss logre interceptar una posible llegada de rescate de su gente.
Los ánimos se caldearán y Tom y Viola escaparán en busca de resolver los varios interrogantes que ya en los primeros minutos se instalan, todos vitales para su supervivencia.
Desde los rubros técnicos, "Caos walking" está muy bien. Hay oficio en el rubro y se agradece. Posee quizás una edición de sonido un poco estridente (e innecesaria) en algunos momentos y el film tiene ritmo y su energía es equilibrada a lo largo del metraje. No hay chances de aburrirse.
Es cierto que provenir del mundo de la literatura (la obra original es de Patrick Ness, "The Knife of Never Letting Go", súper éxito editorial en 2008 y primer hit de una saga bastante leída para adultos jóvenes) le da cierto volumen a la historia. Liman utiliza sus recursos con soltura y no busca complicarse, el relato es simple y los enigmas van dando paso a cuidadas escenas de acción en las que los protagonistas se mueven en forma natural. Holland y Ridley se complementan acertadamente y la atmósfera es atractiva y dinámica en todo momento.
En suma, una cinta entretenida que no defraudará al público local. Para destacar también, secundarios que se lucen: Demian Bichir (como el padre de Tom), David Oyelowo (un predicador atormentado que se las trae) y por supuesto Mikkelsen, quien aporta el toque de experiencia que la trama necesitaba. Buen producto, sin dudas.