Yo era un alfeñique...
Joe Johnston ha dirigido un poco de todo y ha alternado muy sólidos entretenimientos (Rocketeer, Cielo de Octubre, Jurassic Park III) con otros títulos no tan memorables. Aquí, construye un más que digno relato al servicio de la factoría Marvel, aunque con las inevitables limitaciones y cálculos del caso.
Las huestes de Stan Lee parecen estar demasiado pendientes de iniciar franquicias (como ya lo hicieron en el caso de Iron Man) y de vender los siguientes productos de la compañía (quédense después de los títulos finales de Capitán América y tendrán un amplio anticipo de Los Vengadores, que llegará en 2012) y, mientras tanto, se quedan en demasiados lugares comunes del género de "superhéroes".
Capitán América narra, por supuesto, el surgimiento del personaje (un alfeñique rechazado varias veces por el ejército que, cual Charles Atlas, se convierte en un hombre escultural y atlético) y su posterior enfrentamiento con Hydra, la organización secreta nazi cuyo lider Red Skull / Cráneo Rojo (Hugo Weaving) deja en la comparación a Hitler como un simpático boy scout.
Lo mejor del film es, sin dudas, su clasicismo, su look old-fashioned (a tono con la estética original del cómic de la dupla Simon-Kirby), la correcta actuación de Chis Evans en el protagónico y los simpáticos aportes de los secundarios (Tommy Lee Jones, Stanley Tucci, etc) ¿Lo peor? Ciertas "espectaculares" y costosas escenas de acción con mucho de déja-vu, los clisés (como la música operística de Wagner en tiempos de nazismo), la innecesaria conversión posterior a 3D y la sensación de cierto agotamiento. Esperemos que con Los Vengadores (incluido allí el gran Robert Downey Jr.) lleguen también nuevos, buenos aires porque más allá de que se deja ver con agrado Capitán América no deja de ser más de lo mismo.