Propagandhi del sueño americano
Una vez más el séptimo arte nos entrega una adaptación de una historieta o comic (como quiera llamársele) de la afamada y afanosa empresa MARVEL COMICS. El recorrido nos lleva por El Hombre Araña (Spiderman, EE.UU. 2002), X-Men (X-Men, EE.UU. 2000), Iron Man (Iron Man, EE.UU.2008) y Thor (Thor, EE.UU. 2011) entre otros, siendo ésta última la más reciente producción que encarna un megaproyecto coral titulado Los Vengadores (The Avengers) a estrenarse en 2012.
Desde el vamos, el filme retrata una génesis del supuesto primer Vengador del grupo (El Capitán América), al igual que MARVEL realizó en su momento con parte del staff, como Iron Man y Thor, solo para justificar el estreno de la polimerización de superhéroes en comunidad y que nadie desconozca de qué trata la temática a reflejar.
Vale destacar que un proyecto de El Capitán América en la gran pantalla se desarrolló en el año 1991, donde efectivamente el marco espacio temporal resultó ser el mismo que en esta entrega, con la diferencia de que en aquella primera y de bajo presupuesto, el futuro Vengador combatía para salvar al presidente de los Estados Unidos de América.
El contexto de una gran guerra parece comprender el mejor terreno para el desarrollo de un superhéroe, en este caso un superhombre, ya que no posee habilidades extraordinarias tales como volar, genialidad mental extrema, ni poderes sobrenatura. El Capitán América es producto de una experimentación genética en el cuerpo a través de un suero que aumenta al extremo las capacidades humanas, brindando una fuerza y una velocidad (entre otras) más allá de la media terrestre.
El conejillo de indias resulta ser Steven Rogers, un aspirante a militar que fue rechazado en cinco oportunidades al alistamiento. El deseo más fuerte del huérfano y escuálido aspirante es el combatir contra el más ya que, según sus propias palabras, no soporta a los abusivos.
La intervención al suero hace que el personaje hiperdesarrollado se inmiscuya en los planes de la Hidra (Hiel Hidra gritará constantemente el Cráneo Rojo, principal enemigo del portador de la estrella) y su máximo exponente, el ya mencionado Craneo Johann Schmidt, una división especial de investigaciones del Fürer que intenta crear una raza de superhombres (sin exagerar) a partir del suero desarrollado por Norteamérica bajo la anuencia del Doctor Militar alemán Abraham Erskine. Es entonces cuando en el marco de la lucha de la segunda guerra mundial, Rogers, con la ayuda de Peggy Carter, enfrentará a los nazis y a sus maléficos planes de conquista mundial.
3D-dos en los ojos. Abarcaré el aspecto negativo de la producción y proyección en una fase reflex-destruct-conclusiva del visionado de la obra. Todos entendemos que el juego/técnica del 3D abre posibilidades tanto artísticas como comerciales, pero ¿cuál es el sentido de implementarlo en un filme si no va a sacársele provecho? Ya lo dijimos en su momento con Transformers 3: El Lado Oscuro de la Luna (Transformers 3: Dark of the Moon, EE.UU. 2011), la multiplicación de planos contribuye a correr el límite real que permite una cámara, pero el sentido de la tercera dimensión es la disposición primaria del momento en que se comenzaron las investigaciones: provocar con mucha más fuerza el efecto del tren que está por chocar al espectador en L' Arrivée d'un train à La Ciotat de los hermanos Lumiere, al inicio de la técnica de movimiento. El detalle principal parece escaparse a las mentes que, en su afán por introducirse en las nuevas tecnologías con el fin de llenar butacas, se olvidan de literalmente arrojar planos a la cara del beneficiario.
Crossover. No menor resulta la introducción de personajes que justifican el recorrido de la historia del universo MARVEL. Como en toda historia coral de superhéroes, el desarrollo se da a través de interconexiones entre ellos, y es así que El Capitán América brinda los cimientos de la personalidad de un futuro Iron Man, Tony Stark, cultivando la personalidad de su padre, Howard Stark y su pseudo-locura para con lo técnico. Por otro lado, la constante aparición de pequeños factores (tales como elementos químicos y sustancias que serán de gran ayuda en un futuro para otro superhéroe), lleva a que todo el universo adquiera sentido tanto por si mismo como por su totalidad y es por eso que el éxito generado por las franquicias de MARVEL resulta inagotable tanto en papel como en celuloide y lamentablemente en 3D.
Age of Mythology. Como comentaba lineas arriba, El Capitán América, Thor, Iron Man, Avispa y Hulk (algunos de los vengadores “iniciales”), ya se componen por si mismos y su existencia justifica la de otros y da sentido al todo. Ahora bien, y retrotrayéndonos al personaje que nos convoca, desde 1941 a 1964, Steven Rogers y su etapa arraigada al nacionalismo, y luego a desde la inclusión en Avenger #4 al día de hoy con su propio filme, El Capitán América ¿no tuvo tiempo de convertirse en leyenda, en mito, en historia? La realidad es que si. Tal como sucedió con Batman y sus fracasos comerciales, un mito será exitoso por sostenerse por sí mismo, por la permanencia en el imaginario colectivo, la argumentación vacía y el fanatismo por sobre todo exoesqueleto que se fracture. Pero la película de Joe Johnston no sufre éste destino, es decir, si es un mito en la historia pero no se fractura ni se autodestruye por efecto de su propio contenido o fuerza, sino que cada paso del primer Vengador resulta en el disparador para que dé el siguiente, casi dando una lección de progresión cinética.
Se que es mucho trabajo el recorrido que se viene realizando para la pantalla grande en materia de superhéroes y será muchísimo más el que vendrá por lo que promete la adaptación de The Avengers. Por supuesto, en algún futuro cercano habrá espacio para recrear las Crisis Universales de MARVEL e incluso las MARVEL zombies. ¿A qué vamos con esto? A que, como a todo clásico, conviene revivirlos en nuestro mundo, en nuestra realidad, en nuestro pensamiento, entregarnos a la idea de poderes sobrenaturales que salvarán el mundo y por qué no, sumarse al juego de pensar que el mundo no se vino abajo gracias hombres con slip sobre las calzas que mantienen el equilibrio cósmico y nos deleitan desde las viñetas y el séptimo arte.
¿Acción? Si, ¿romance? Si, ¿Buenos actores que dan más de lo que pensabamos que iba a ser su tope como personaje? (nos referimos por supuesto a Hugo Weaving que sale de su agente Smith y su Elrond de Rivendel para encarnar más que eficientemente y maléficamente a el Cráneo Rojo), claro que si, ¿Stara Padre? Si … cine? Totalmente.