Interna entre héroes
En lo que es más un filme de los Vengadores que del Capitán América, el héroe se enfrenta a Iron Man.
Los chicos tienen sus muñequitos de superhéroes. Juegan y juegan al viejo buenos vs. malos, hasta que un día se cansan y hacen pelear a los buenos entre sí. Una lógica parecida podría aplicarse a los dueños de las franquicias de superhéroes: si, en busca de innovación, DC tuvo su Batman vs. Superman, Marvel tenía que parir su Capitán América vs. Iron Man.
Ese debería ser el título de esta película, que es más una tercera aventura de los Vengadores que del Capitán América. Aquí no hay un supervillano, sino una interna casi tan dura como la del PJ, pero no entre justicialistas sino entre justicieros. Una historia de lealtades y traiciones, con la venganza como telón de fondo. El disparador de todo el conflicto es político: Naciones Unidas quiere limitar el accionar de los superhéroes, para que dejen de moverse a su antojo por todo el planeta causando daños colaterales en su lucha contra el mal.
Traducido a la vida real, sería como si la ONU intentara quitarle a Estados Unidos su estatus de policía del mundo. Tony Stark, alias Iron Man, está de acuerdo. Y desde ya que el súper soldado Steve Rogers, alias Capitán América, está en contra. La mitad de los Vengadores se alinea detrás de uno, y la otra mitad, detrás del otro. Con un par de refuerzos sorpresivos del universo Marvel para cada bando que es mejor no anticipar.
Esta es la excusa para que, una vez más, veamos explosiones, persecuciones, autos volando de aquí para allá, peleas de todo tipo. Con efectos visuales impecables, por supuesto. Pero que no dejan de ser parte de un esquema que ya está empezando a mostrar señales de fatiga, más aun cuando se prolonga durante dos horas y media. Pero claro, hay tantos personajes que si no el tiempo no alcanzaría para darle a cada uno un mínimo desarrollo dramático.
De nuevo, el humor es el gran recurso que viene al rescate. Pero los chistes, aun cuando muchos son eficaces, no alcanzan para disimular la sensación de déjà vu, de exceso sin sentido, de estar ante pornografía superheroica. Y esto incluye al tradicional cameo de Stan Lee -se rumorea que fue el último- y la escena post créditos de rigor (que ya es una herramienta publicitaria sin disimulo).
¿Está agotada la mina de oro de los Vengadores? Para Marvel/Disney, no: hay dos películas anunciadas para 2018 y 2019. Pero si no les insuflan aire nuevo -en la línea “profunda” de los X-Men o delirante de Deadpool-, el hartazgo se asomará en el horizonte.