El Capitán América en la Guerra Fría
En su primera película, el Capitán América era un prototipo de supersoldado pensado para la Segunda Guerra Mundial, por lo que en gran parte se lucía por la ambientación de época y el estilo de viejo film de guerra potenciado por los poderes del superhéroe de Marvel. Recién al final de la película era descongelado luego de décadas en el hielo y debía aprender a manejarse en lo que para él era el futuro, con el imposible choque cultural que eso implica. Y ése era un poco el tema en cada una de sus participaciones en el film de superhéroes al por mayor, "Los Vengadores".
Este ultimo recurso de "pez fuera del agua" sigue funcionando en esta segunda película del Capitán América, que tiene varias novedades que la hacen especialmente interesante. Para empezar, luego de años de intentos en este sentido, Marvel logró que el mismísimo Robert Redford aparezca en un papel en este tipo de franquicia. Lo mejor es que el venerable Redford tiene un rol a su medida -de hecho luce mejor aquí que en algunas de sus últimos trabajos-, que lo lleva de nuevo a Washington, locación esencial en su carrera en títulos como "Los tres días del Cóndor" o "Todos los hombres del presidente".
Es que lo de "el soldado de invierno" tiene que ver con la Guerra Fría, y el jefe de los Vengadores que interpreta Samuel L. Jackson tiene que trabajar junto al personaje de Redford, dándole un sentido histórico a todo el asunto, por más que siempre se trate de un cómic llevado al cine.
Pero la mejor química de todo el film es la del protagonista con la superheroína Viuda Negra, y aquí realmente el aporte del personaje de Scarlett Johansson es muy bienvenido, dado que logra darle un poco de sal y pimienta al demasiado congelado Chris Evans, que de a poco se va modernizando a lo largo del film.
La intriga del argumento es interesante e incluye todo tipo de secuencias de acción, que brillan un tanto más cuando involucran persecuciones automovilísticas o vehículos raros de toda clase- que cuando se centran en simples peleas de puños y patadas. En este sentido, los codirectores Anthony y Joe Russo parece que se obsesionaron tanto con el montaje rápido como para terminar haciendo algunas secuencias tan vertiginosas que casi no se entienden, y que en algunos momentos provocan ganas de tener un control remoto y poder apretar la cámara lenta para ver quién le está pegando a quién. Por lo demás, éste es un buen film de Marvel, que seguramente hará tanto dinero como el primer Capitán América que llegó a recaudar casi 400 millones de dólares.