Muchas veces cuesta adaptar al cine historias que por sí solas han logrado trascender generaciones desde su propuesta en un soporte particular. El caso de “Capitán Fantástico” (USA, 2016) de Matt Ross, es bien diferente, porque si bien parece ser la trasposición de alguna novela de los años sesenta, es una historia original creada por el realizador para esta oportunidad.
En la narración de la vida de un padre junto a sus hijos, aislados del consumo y del bombardeo mediático que a diario sufren miles de personas, Ross construye una fábula sobre la vida en sociedad y el aislamiento como posibilidad de vida.
Pero en esa fábula hay muchas ausencias, y también licencias que terminan afectando al planteo global que hace. Si el padre y los jóvenes deben viajar por el país para encontrar su destino, pero también para ir tomando algunas lecciones que los conviertan y transformen.
Una suerte de anarquía y rebelión comienza a apoderarse del relato a medida que algunos sucesos comienzan a afectar a cada uno de los protagonistas, desde el amor a la trágica noticia del fallecimiento de un ser muy cercano.
En el avance además el enfrentamiento con aquellos que ven con malos ojos la forma de criar que posee el padre, basada en la experimentación más que en el preconcepto o prejuicio, terminan por desarrollar la base de “Capitán Fantástico”.
Filmada con un artie touch, que busca embellecer la tristeza y vacío en la que se encuentran los protagonistas, Ross termina por desdibujar ese arranque tan prometedor, y si bien los actores, encabezados por Viggo Mortensen, logran plasmar el espíritu de la propuesta, por momentos el verosímil se desvanece, y todo comienza a desmoronarse como un castillo de naipes.
El espíritu libre no termina por consolidarse, y en la propia negación de estar ligada a ataduras y convencionalismos desde la dirección, atentan con una propuesta que funcionaría en otra época de manera diferente, tal vez apoyándose en su espíritu nostálgico y en una imaginería relacionada a la literatura de un momento particular.
No es Jack Kerouac Ross, y tampoco Chomsky, por lo que sus ideas, identificadas desde un primer momento, comienzan a derrumbarse en el mismo momento que la travesía de los protagonistas del bosque a la ciudad comienza.
Si en el intento de construir un relato libre de prejuicios sobre la familia, las convenciones, las fiestas, los deseos, la amistad, la música, la literatura, Ross quería en la figura de la familia nómade y de espíritu rebelde llevar a buen puerto algunos conceptos sobre la actualidad, se termina por desdibujar a la hora de no poder superar algunas carencias.
Así y todo “Capitán Fantástico” es un viaje que a muchos “jóvenes” de los sesenta y setenta los hará rememorar de una época que pudo haber sido y que terminó siendo otra cosa completamente diferente.