Los fanáticos de la saga del agente secreto Jason Bourne saben que gran parte del éxito de la misma se generó gracias a la buena interpretación de Matt Damon, pero también tienen claro que la cosa no hubiera sido lo mismo sin la mano y el talento del director Paul Greengrass. Experto para filmar escenas de acción y películas de ritmo trepidante, el realizador ofrece una estética que tiene la capacidad de llevar al espectador hasta el lugar donde están ocurriendo los hechos, con sus movimientos bruscos pero al mismo tiempo cuidados, sus persecuciones cámara al hombro y una edición ciclotímica.
Greengrass volvió al ruedo, en esta oportunidad con los servicios de un actor más entrado en años dadas las características de su personaje, pero siempre eficiente como Tom Hanks. Capitán Phillips narra la odisea que debe atravesar Richard Phillips, el responsable del buque comercial Maersk Alabama, que es abordado por un grupo de piratas somalíes. Basada en un hecho real, que posteriormente llevó a formato libro el protagonista de esta historia, en la cinta se ve cómo el capitán es tomado rehén y posteriormente liberado en una compleja acción de las fuerzas estadounidenses. El realismo que ostentan algunas secuencias es admirable, y le dan al director un nuevo empujón en su currículum.
La mar no estaba serena. Uno de los principales atractivos que tiene esta película es que gran parte de las escenas fueron rodadas sobre al agua (60 días los pasaron flotando), trabajo que significó todo un desafío para el equipo técnico, pero que dio sus frutos. El suspenso se apodera del espectador y en varios tramos se logran momentos de gran factura, que sostienen la performance de Hanks para llevarlo camino a una pelea por otra estatuilla, si hay que hacerle caso al periodismo estadounidense. Al actor le caen muy bien esta clase de papeles, donde tiene que ponerse en la piel de un tipo de lo más común, pero que se ve envuelto en situaciones extraordinarias.
A lo largo de las más de dos horas de cinta, Greengrass se encarga no sólo de mostrar un acontecimiento puntual como es la toma del barco y el rescate, también se preocupa de contrastar los contextos desde donde provienen estos hombres. Los piratas, producto de un mundo ganado por la miseria y la violencia, y el americano promedio sin demasiadas complicaciones.
Otro de los aspectos que llama la atención en este filme es el trabajo de los actores que interpretan a los piratas: nadie apostaría que se trata de novatos en estas lides. Barkhad Abdi se luce como uno de los invasores, y da la impresión de que estuvo toda la vida delante de las cámaras. Nada mal para un debutante, ex chofer de limusinas, encontrado en un casting realizado en Minneapolis (donde se concentra la mayor cantidad de inmigrantes somalíes en Estados Unidos).
Capitán Phillips es un thriller altamente recomendable para los que buscan adrenalina y realismo.