Tuvieron que pasar diez años y más de veinte películas para que finalmente llegara un largometraje de Marvel protagonizado por una mujer. Capitana Marvel (2019) carga injustamente con responsabilidades que no debían de atribuirle pero, dado el contexto social y político, éstas se vuelven reales y existenciales. ¿Carol Danvers estará a la altura de las circunstancias? ¿Cumplirá con la embestidura que tanto el estudio como la prensa trató de atribuirle?
Título original: Captain Marvel Año: 2019 Duración: 125 min. País: Estados Unidos Dirección: Anna Boden, Ryan Fleck Guión: Anna Boden, Ryan Fleck Música: Pinar Toprak Fotografía: Ben Davis Reparto: Brie Larson, Samuel L. Jackson, Jude Law, Ben Mendelsohn, Gemma Chan, Annette Bening, Lee Pace, Mckenna Grace, Clark Gregg Productora: Marvel Studios Distribuidora: Disney Fecha de estreno: 7 de marzo de 2019
Una mochila demasiado pesada
Para ubicarnos en lo que refiere al Universo Cinematográfico de Marvel, la película se sitúa en los ‘90 siendo una precuela para casi todas las películas del universo expandido, salvo Capitán América: El primer Vengador (2011). Así, el enfoque pasa por caer otra vez en la emoción relacionada a la nostalgia, ya en este punto oxidada debido al uso recurrente de la misma para generar empatía con el espectador.
En su desarrollo narrativo, Capitana Marvel continúa con la formula Marvel de introducir y presentar a sus personajes desde una perspectiva cómica, humorística con algunos tintes de acción y drama. Sin embargo, el film carece de innovación y no genera complicidad. De Carol Danvers se esperaba que cumpla con el rol de lo que significa la mujer en esta nueva era feminista y luchadora: un símbolo, una actitud y posición que justifique el lugar que tanto el público como la prensa esperaba. Simplemente, la película no pasó de ser otra más en la nómina de Marvel Studios, dejando a un personaje mucho más simple, superficial y poco tridimensional.
Tal vez tal expectativa le jugó en contra a la película y lo que necesitaba representar. Sin embargo, Brie Larsson no logró generar el carisma que necesita un personaje tan importante tanto en los cómics como ahora también lo será en las películas. En este punto en conflicto se destaca aún más la labor de Samuel L. Jackson como un Nick Fury más inocente, infantil, diferente al que conocimos en las primeras películas de Iron Man (2008) y Los Vengadores (2012). Por su parte, Jude Law cumple a la perfección con su rol aunque resulta evidente su accionar.
En el giro del conflicto y su resolución ocurre un punto grave y complicado de Capitana Marvel: sin caer en spoilers, la idea argumentativa tanto para ambas razas –skrull y kree– queda a mitad de camino. Por un lado, cambia el paradigma en relación a lo que se conocía en los cómics sobre los skrulls y por el otro, no termina de justificar y desarrollar una especie tan diferente y especial como lo son los kree, cayendo en banalidades y desarrollos bidimensionales.
Capitana Marvel entretiene pero la visión de la directora Anna Boden (Mississippi Grind) termina siendo redundante por una fórmula ya agotada, después de 10 años. Desde su producción, no hay ningún punto para atribuirle que genere algo diferente a lo ya visto en películas del género. Ni siquiera aporta algo realmente validero al MCU, llegando a forzar los diferentes guiños y detalles. Capitana Marvel termina en lugares comunes, frases vacías con poca profundidad para lo que se esperaba de ella.
Capitana Marvel es una película más, común al resto y olvidable de cara al futuro. Sin embargo, las responsabilidades que cargaron al personaje, la película y la protagonista terminaron por pasarle factura a un film modesto, sin carisma ni brillo.