A esta altura ya se sabe que una de las reglas para hacer una película de superhéroes, es no hacer una “película de superhéroes”. Marvel lo sabe mejor que nadie (si prácticamente la inventaron!) y por eso retrocedieron hasta 1995 para buscar el género de película más popular de esa época: las buddy cop movies. Cuando el productor Kevin Feige dijo que iban a inspirarse en los blockbusters de los noventa para Capitana Marvel, no estaba mintiendo.
Desde que se empezó a filtrar información desde el set de Avengers: Endgame, con los antecedentes de Infinity War y con Spiderman: Far from Home por delante (trailer incluido) no sabemos qué creer. Lo que sí sabemos es que venimos esperando la primera película de Marvel con una protagonista femenina desde hace rato y ya era hora. Mirando para atrás, parece casi imposible que hayan pasado 20 títulos del estudio antes de tener a una heroína encabezando su propia historia, pero pasó. Y a pesar de las postergadas promesas por la película de Black Widow, estamos felices de tener por fin a Capitana Marvel entre nosotros.
Más allá de la típica historia de origen, que a esta altura está un poco desgastada, los directores Anna Boden y Ryan Fleck le encontraron la vuelta para contar algo distinto y fresco, respetando la fórmula. Conocemos a Carol Danvers en medio de su entrenamiento con los Kree, preparándose para luchar contra otra raza alienígena: los skrull. Sin memoria de su pasado y con un poder que no se sabe bien de dónde viene ni por qué lo tiene. Todo eso se va a ir develando paulatinamente a través de flashbacks de su vida en la Tierra, en una norteamérica noventosa llena de nostalgia, referencias y temones.
La clave para entender a la verdadera Carol es su amiga María Rambeau, un personaje muy a la altura de las circunstancias que hace las veces de Bucky Barnes en Capitán América (2011), dándole a nuestra heroína la motivación suficiente para recuperar el tiempo perdido y salir adelante. Pero quien se lleva el papel de co-protagonista absoluto de Carol es Nick Fury, un rejuvenecido Samuel L. Jackson con sus dos ojos enteros y una actitud completamente distinta hacia el mundo que el director de SHIELD que conocimos, cuando era más joven e ingenuo.
La química entre Samuel Jackson y Brie Larson es el motor de esta película, además del inmenso carisma que desprende la protagonista en todo momento y nos recuerda por qué Larson ganó un Oscar y fue elegida por Marvel Studios para tener la responsabilidad de ser la primera mujer en encabezar uno de sus tanques. Ya desde Avengers: Infinity War venimos anticipando que su participación en la guerra contra Thanos va a ser clave, si es que responde al llamado de ese pager enviado por Nick Fury en el último instante.
Pero acá tenemos a una heroína mucho más joven e inexperta que recién se está descubriendo, y lo hace con gracia y muy poca modestia. No hay tiempo para las medias tintas, Carol tardó mucho en llegar y su historia de origen necesitaba ser efectiva, además de conectar con el universo que ya conocemos desde hace diez años. Todo lo que se vino construyendo, llevó a este momento. Estamos a menos de dos meses del final de la Fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel y el enfrentamiento final contra Thanos, que decide el futuro de nuestros héroes y de toda la humanidad. Y esta es la precuela perfecta, el necesario flashback para recapitular cómo llegamos hasta acá y cómo podemos seguir.
Son diez años de invertir tiempo y emociones en nuestros superhéroes favoritos, diez años de verlos aprender y crecer, evolucionando como personajes. Capitana Marvel tiene una desventaja enorme en comparación, pero lo compensa con poderes nunca antes vistos y una personalidad que desborda la pantalla. El discurso que vimos mil veces repetido en películas que siguen el camino del héroe, de “no dejes que tus sentimientos te dominen” cobra otra dimensión y se reivindica en esta historia, permitiéndonos conectar con Carol y su viaje de auto-descubrimiento.
Párrafo aparte para el gato Goose, un personaje que sin dudas va a conquistar el corazón de muchos marvelitas y cuya popularidad puede llegar a demandar nuevamente su presencia, futuros cameos, un Oscar a mejor actor de reparto (?) y etc. Para quienes hayan leído los cómics, hay algunos guiños muy divertidos, que pasan desapercibidos para el ojo no entrenado.
Por último, la música es uno de los puntos más fuertes de la película, así como funcionaba con las Guardianes de la Galaxia de James Gunn y sus homenajes a décadas pasadas. Hay continuas referencias para los más nostálgicos de la época, mucho humor con un ritmo impecable en los momentos justos, y una escena post-créditos que es todo lo que veníamos esperando desde el año pasado. La segunda escena es uno de esos guiños divertidos de Marvel a los fans, pero es difícil saber si tiene alguna relevancia para la trama general.
En resúmen, Capitana Marvel es una gran película de origen, una precuela necesaria y -más importante aún- un hito necesario en la representación de otro tipo de personajes, en un cine que cada vez llega a más gente y transmite un poderoso mensaje a una generación entera.