Heroína de último minuto
Capitana Marvel (Captain Marvel, 2019) es una especie de repaso o precalentamiento que anticipa la épica conclusión de las veintidós películas de Marvel Studios con Avengers: Endgame (2019), marchando el mes que viene. Funciona como una nota al pie de página del final más críptico de la anterior Avengers: Infinity War (2018), en el que Nick Fury (Samuel L. Jackson) revela a la epónima capitana (Brie Larson) como su arma secreta contra una invasión extraterrestre que ha dejado a los veintitantos Avengers fuera de combate.
Los extraterrestres también invaden en Capitana Marvel, situada en 1995. Con ésta van cuatro o cinco invasiones extraterrestres, sin contar los robots. Capitana Marvel no tiene mucho para ofrecer que no se haya visto u oído antes. La gran novedad es la protagonista femenina, pero la campaña de marketing exagera el interés que la película tiene por el feminismo y habiendo tardado más de veinte películas - además del éxito alentador de la rival Mujer maravilla (Wonder Woman, 2017) - hay algo de insincero en pretender retroactivamente que ésta es la génesis de una mega franquicia cuando en realidad fue cultivada a lo largo de diez largos años y veinte films intercambiablemente masculinos.
La primera hora cubre una guerra intergaláctica entre "krees" y "skrulls" en la que la Capitana - quien lleva seis años amnésica en un planeta alienígeno - pelea bajo un guerrero de nombre Lovecraftiano, Yon-Rogg (Jude Law). Es ciencia ficción de televisión en el mejor de los casos. Ella es capturada, su memoria rebobinada como una cinta de video (el pasado de la heroína resulta ser un enorme homenaje, parodia o plagio a Top Gun, 1986) y comienza la carrera entre buenos y malos por encontrar el MacGuffin de turno situado en algún lugar de la Tierra. El comienzo es confuso y apenas coherente pero eventualmente los jugadores quedan en posición dentro de un contexto claro y de vez en cuando llegan a trascender el entretenimiento mundano.
Dirige el dúo Anna Boden y Ryan Fleck, oriundos del drama intimista pero aquí limitados a copiar la fórmula de acción, aventura, ciencia ficción y humor patente Marvel. El humor ahora se dirige a la nostalgia por los 90s en vez de los 80s, aunque lo que pasa por humor aquí son observaciones más parecidas a la primera mitad de un chiste que no se cuenta (las películas se alquilaban e internet era lentísimo, ¿y qué?). Para variar se aprecia una distinción clara entre las escenas dramáticas y las tendencias cómicas. El resultado es menos contraproducente que de costumbre.
Annette Bening, Ben Mendelsohn y un rejuvenecido Samuel L. Jackson se roban sus escenas. El fuerte sigue siendo los personajes superpoderosos pero falibles y simpáticos: el de Brie Larson no recibe mucha personalidad pero cumple con los requisitos de ser una heroína llena de positividad y gallardía, alejándose del amargo y condescendiente prototipo maternal que encarnan Black Widow, Scarlet Witch, Wasp, Gamora, etc, siempre en referencia al varón inmaduro. Quizás el corte adolescente en las relaciones entre hombre y mujer en estas películas va de la mano con sus orígenes como cómics. Capitana Marvel no es exactamente una revolución, pero aunque sea deja ganas de una.