Justo para el Día de la Mujer, Stan Lee trae desde el cielo a una de las mejores heroínas del cine moderno. En esta “Captain Marvel” (el título es mejor, ya que la palabra “Captain” no revela el género) hay, sin embargo, bastante violencia de género: la primera escena empieza cuando la protagonista, Brie Larson, recibe un tremendo puñetazo en la cara propinado por su oficial superior, Jude Law. Y para tener idea de la diversidad de situaciones políticamente incorrectas, en una de las varias secuencias de acción la Capitana Marvel muele a patadas a una pobre ancianita (en realidad es un extraterrestre camuflado, pero el público del tren en el que viaja no puede saberlo).
Este film está entre lo mejor que haya producido Marvel: por un lado es una contundente “space opera” (sólo un tercio de la trama transcurre en la Tierra); es una vertiginosa película de superacción con un par de secuencias de persecuciones y violencia imperdibles, sin duda inspiradas en el James Cameron de “Terminator 2” y “True Lies”(la acción está ambientada en la década del ’90, con referencias a la cultura pop de la era); hay momentos de humor y además incluye algunas imágenes fantásticas notables. Pero, a pesar de esto, algunas de las escenas más brillantes son naturalistas, como cuando una chica amnésica se enfrenta por primera vez al álbum de fotos que le recuerdan su vida.
Bien al estilo del Hollywood de los años ’90, también hay una “pareja despareja” de héroes de acción, ya que la Capitana Marvel está acompañada por un joven jefe de SHIELD, un divertidísimo Samuel L. Jackson con un toque de botox digital, para decirlo del algún modo. Y el guión alcanza una creciente intensidad dramática a medida que la protagonista reconstruye su identidad borrada mientras es perseguida por un ejército de aliens que pueden transformarse en cualquier persona, al estilo de aquel Terminator digital de Cameron. Stan Lee está canonizado en uno de los nuevos créditos de apertura del estudio (y hace un cameo póstumo). Esta producción es imperdible, desde su comienzo a las dos típicas secuencias “sorpresa” que aparecen en los créditos del final.