Con el estreno de Captain Marvel, el Universo Cinematográfico salda una deuda pendiente desde hace años, al poner a una mujer por primera vez al frente de una de sus películas. No fue Black Widow, como siempre se hubiera supuesto, la que sacó al MCU de su déficit sino que se introdujo a una superheroína poco conocida para quienes no son del mundo de los cómics. Carol Danvers es una poderosa y noble guerrera de habilidades inconmensurables, cuya única referencia dentro de este armado colectivo era su logo en el final de Avengers: Infinity War, cuando Nick Fury dedicó sus últimos instantes de vida para solicitar su ayuda. Inmediatamente establecida como la única capaz de equilibrar la balanza contra Thanos, necesitó su film individual para desarrollar sus habilidades e instalarse ante una audiencia global. Y lo hace, con lo que el objetivo puede darse por cumplido. Pero lo hace con una película que sigue los pasos de 20 anteriores, y que no ofrece demasiado cambio a una fórmula que ya es suficientemente familiar.