Trapero cuenta historias que, si cayeran en manos de la mayoría de los directores y/o guionistas que encaran su ópera prima en la Argentina, serían bodriazos que pasarían desapercibidos. La familia rodante o Leonera son prueba de ello. Una historia chiquita, en el primer caso, y una de marginales, en el segundo. Sin embargo él logra con su forma de relato, su trato con la cámara y los tiempos que utiliza, en hacer algo distinto a lo que habitualmente se ve en el cine nacional, y eso realmente es maravilloso. Leonera el año pasado había sido maravillosa, con un tema e historia super jodida.
Este año con Carancho sigue en la misma senda… ahora son marginales con título universitario, pero marginales al fin.
La película cuenta una buena historia, que, por los lugares donde se filmó y el gran laburo de casting, hace super creíble a la historia. Darín sólido como siempre, Martina Gusman también muy bien, aunque me gustó mas su anterior trabajo en Leonera. Tiene un muy buen trabajo en los actores secundarios y hasta terciarios por llamarlos de alguna manera. Un buen caso de esto, es la madre paraguaya que habla con Gusman en el hospital.
Y algo notable de la película, al igual que lo que pasó con la escena de la cancha en El secreto de sus ojos, es que más de un espectador querrá ver como se hicieron ciertas escenas. Sin duda, hay un gran laburo en efectos especiales, y aclaro, que no hay autos voladores o sables jedis. Hay accidentes muy bien filmados, golpes, tiros, martillazos… que tienen indudablemente muchos cortes, y que los mismos no se notan. Además la fotografía es espléndida para una película que mayormente se realizó de noche o en lugares oscuros.
La historia es buena, la técnica es precisa y las actuaciones le dan mucha solidez a todo el conjunto. 3 de 3… es algo maravilloso y que lamentablemente vemos poco por año, de manera local.
Carancho va directo al podio de las mejores películas argentinas del año.