Quienes lean periódicamente este humilde blog notarán que no soy un seguidor del cine argentino.
Desde su inicio, si mal no recuerdo, sólo he comentado una producción nacional, "El Secreto de sus Ojos".
Ese excelente film lo disfruté en el cine, ya que sigo a Campanella desde sus inicios y considero que es uno de los pocos directores que te asegura un buen producto que justifica pagar la entrada.
El trabajo de otros pocos buenos directores (Burman, Caetano, Trapero) prefiero verlo una vez editado en DVD y el resto directamente no me interesa.
Seré prejuicioso, pero luego de muchas decepciones con el cine de nuestro país, quedé espantado.
Por el lado de los actores, a Ricardo Darín lo considero EL actor argentino y es el único que logra arrastrarme a un cine. Normalmente pienso, si está Darín...
El nuevo trabajo del director de "Mundo Grúa", "El Bonaerense" y "Leonera" presenta una historia de índole social, decadente y lamentable, pero, a su vez, una realidad cotidiana en nuestro país: El negocio que existe detrás de las indemnizaciones por accidentes de tránsito, que involucra a abogados buitres o "caranchos", médicos y policías corruptos.
Con este tema de trasfondo, ambientada en un barrio del Gran Buenos Aires y desarrollándose mayormente en horas de la noche, es una película acerca del amor, traición y corrupción, que funciona como un "film noir" criollo con varios aspectos clásicos de ese género que tuvo su esplendor en el cine norteamericano de los años 30 y 40.
Hay un gran trabajo de dirección, donde se destacan las escenas de accidentes de tránsito filmadas con una cámara que capta el momento del impacto desde el interior del vehículo.
A diferencia de sus anteriores trabajos, Trapero aquí eligió para el protagónico a un actor reconocido como Ricardo Darín, quien ofrece otra impecable actuación en un papel diferente a lo que nos tiene acostumbrados.
Martina Gusman no se queda atrás logrando otra buena interpretación, en su tercer colaboración con el director (y marido).
Para los papeles secundarios, continúa confiando en actores desconocidos o novatos, entre los que sobresalen el conductor de la ambulancia y el matón del estudio de abogados.
Lo único que me quedó dando vueltas es el final, que no me terminó de cerrar.
Pero este cine nacional me da entusiasmo para seguir viendo un poco más.