La vida son cuatro días
Después de haberse estrenado en España hace casi tres años llega a nuestras carteleras Carne de Neón, un film rodado mitad en su país originario y mitad en el nuestro y cuyo elenco está también dividido entre españoles y argentinos.
Carne de Neón es un film de género hecho y derecho, tal vez es por eso que para muchos espectadores (críticos incluidos) esto va a ser una sentencia que lo ubique en el casillero de los films "que no te dejan nada después de verlos" sin embargo como en el buen cine de genero las reflexiones y la critica social están presentes en este nuevo trabajo de Paco Cabezas cuya narración avanza de manera arrasadora (algo que me recordó a Diablo) a fuerza de chistes ácidos y acción desenfrenada. Lo primero que salta a la vista en el film es la clara referencia de Guy Ritchie tanto en la estética del film como en la presentación meticulosa de cada uno de los actuantes, incluidos los menos importantes, que reflejan no tanto un conjunto de personalidades sino que representan las pinceladas de un paisaje que servirá de marco contenedor de las acciones. Esta referencia tal vez es la más calcada y menos procesada dentro del film, otras sin embargo como las no menos obvias alusiones al cine de Quentin Tarantino y Robert Rodriguez no coquetean con el "robo" si no que se encuentras incorporadas y re inventadas por Cabezas en los diferentes tipos de planos utilizados para las secuencias violentas y las cadencias utilizadas para narrar el breve apogeo del Club Hiroshima, con sus cuerpos desnudos en constante movimiento. Es que la dirección de Paco Cabezas resalta y se hace fuerte en esas secuencias que son de lo mejor del film por lo obsesiva organización de la puesta en escena (Paco Cabezas sabe que para filmar bien los desnudos no alcanza sólo con tener una mujer desnuda).
La decisión de rodar en lugares argentinos y españoles, halla sido o no una decisión deliberada, le da al film un aura que lo acerca a la fábula (suburbana) creando ambientes y situaciones que parecen pertenecer a un mundo que corre en paralelo respecto al que conocemos, cuya arquitectura dispar refuerza la idea de un orden que cuenta con sus propias normas y estas al igual que sus personajes-collage se rigen por el mandato de lo que se puede y no lo que se quiere. Las diferencias ideomáticas hacen que los gestos comuniquen más que las palabras y es por eso que las acciones toman ventaja en elocuencia frente a los diálogos, los personajes luchan en este mundo creado por ellos mismos frente a un destino que tiende a organizar las cosas naturalmente, que tiende a poner las cosas en su lugar, pero que se guía por un orden natural que es ajeno a los habitantes de estas calles y por ende se convierte en su enemigo. Así, frente a la corriente, avanzan personajes y relato, con una consciencia respecto a su entorno que rápidamente se contagia al espectador y se convierte en código interno.
La esclavitud sexual, lo marginal, las adicciones, el alzheimer y sobre el final con la historia de venganza de El Chino (Grandinetti), oponente físico en la historia, cuya base es la necesidad de la restitución de los cuerpos, una temática ya abordada por Paco Cabezas en "Aparecidos", film que mezclaba una historia de fantasmas con la dictadura militar ocurrida en nuestro país son algunos de tantos otros temas en los que la película se sumerge evitando inteligentemente los juicios de valor y poniendo el énfasis en el cine como modo de narrar acciones.
En conclusión Carne de Neón es una película que usa al entretenimiento como herramienta para expresar ideas (algo que parece simple pero no lo es) y un ritmo vertiginoso que verifica la frase de despedida de La Canija: "La vida son cuatro días".