Carol

Crítica de Alan Schenone - Proyector Fantasma

Por amor al cine

La vida de la joven Therese Belivet (Rooney Mara), empleada de una tienda de juguetes de Manhattan cambia luego de un encuentro casual con Carol Aird (Cate Blanchett) una mujer de la alta sociedad, imponente y elegante. El lazo, la conexión entre ellas cambiará la percepción de sus vidas a medida que su relación va haciéndose más intensa y prohibida.

Carol rompe esquemas con una historia cautivadora, cuidada y emocional. Cada mirada de Blanchett provoca y desnuda a los más conservadores, además de romper miradas descalificatorias y discriminatorias ante el acto más puro de los seres humanos: el amor. En este caso, no tan convencional como las historias que Hollywood nos tiene acostumbrados. Esta vez, Therese será la compañera, el otro lado del río donde las dos protagonistas se sumergirán en una historia que trata el prejuicio, la discriminación sexual y clasista que existía en los Estados Unidos de la década de los 50.

Tanto Therese como Carol emprenden un viaje revelador hacia el interior de ellas mismas, en el cual, el deseo y el sentimiento cumplen un papel fundamental. Cate Blanchett cambia y brilla en cada ambiente en el que se mueve, desde su vestimenta, su tono de voz y hasta la forma de gesticular, iluminando cada escenario como a las personas que están con ella. Rooney Mara se re descubre desde el empuje y claridad que sostiene Blanchett, con un personaje que desarrolla sus temores y conflictos en sintonía con el film. Desde que la conoce, empieza a darle lugar a la persona que realmente es, posicionando sus pasiones por encima de la crítica social de parte de sus amigos como también de su pareja. Deja de lado las expectativas inculcadas en su seno íntimo –y hasta por sí misma- para embaucarse en un trayecto de liberación tanto profesional como personal.

1d97ef8a-d94a-4b42-a73e-c475ff30e2ac-2060x1236

Carol, desde su esencia, nos traslada a una Nueva York sumergida en el prejuicio, el tabú en cuanto a las relaciones homosexuales y la crítica moral que emergía en la época. Una ambientación perfecta que se puede explicar fácilmente por las nominaciones que cosechó para Mejor Vestuario, Mejor fotografía y Mejor banda Sonora en los premios Oscar de este año. La esencia de Carol reside en contar la historia a través de miradas, paisajes y contrastes. Allí recae el gran trabajo de Todd Haynes en la dirección, tomando cada lugar y escena como única con lo que quiere transmitir.

Carol es una obra acerce de la seducción, el arte sensual de la conquista, lo erótico y el amor, sin la necesidad de llegar a un tono grotesco o explícito para alcanzarlo. Superlativo el uso de la fotografía de Edward Lachman en concordancia con la música de Cartel burwell, creando situaciones y momentos difíciles de olvidar para el espectador. Sin duda, el lente de Todd Haynes se vio en cada plano y circunstancia del film, que atrapa desde el abanico de matices y colores que decoran a Carol desde la primera secuencia hasta el final.

Phyllis Nagy trasmite cada palabra fielmente de la novela homóloga de Patricia Highsmith brindado una adaptación sólida, tanto que el film también está nominada para Mejor guión adaptado. Carol es un voto de dulzura, compasión y amor al cine, con protagonistas que trascienden la pantalla (inigualable el papel de Blanchett), además de una relación simétrica y perfecta con el guión, la fotografía y el montaje.