A Carrie no le hacía falta otra resurrección
La obra de Stephen King aún da lugar a más adaptaciones al cine. Por ejemplo, algunos de sus mejores libros, como "La danza de la muerte" y "La noche del vampiro", sólo recibieron tratamiento de telefilms o miniseries. Algunas de sus historias nunca fueron filmadas , y otras merecerían una adaptación.
Pero lo que no deja duda es que si no hacía falta refilmar algo de King, era "Carrie". Es que la primera novela de King dio lugar a una infrecuente confluencia de talento en la visión del entonces nada famoso Brian De Palma con el libro del entonces tampoco muy famoso King, y de paso inmortalizó en grandes trabajos a Nancy Allen (la chica mala del colegio), John Travolta (su novio malisimo), Piper Laurie (la psicópata madre fanática religiosa de Carrie) y sobre todo, a Sissy Spacek, que en el papel titular ofrecía una de las máximas interpretaciones femeninas en la historia del cine fantástico.
Sin el estilo de un autor como De Palma, otra "Carrie" tenía menos sentido que la remake de "Psicosis" de Gus Van Sant. Curiosamente, la talentosa Julianne Moore, quizá lo mejor de aquella remake del clásico de Hitchcock, también es la que más aporta ahora en el papel de Piper Laurie. La nueva madre de Carrie es la que consigue darle verdadera tensión y matices nuevos a esta remake innecesaria.
Claro, al primer libro de Stephen King no hay con qué darle: inclusive una adaptación para marionetas o sombras chinescas que siguiera la historia de una chica poco feliz y con poderes paranormales terminaría atrapando a cualquier audiencia. Y esto es lo que pasa por momentos. Chloe Grace Moretz es una excelente actriz ("Kick Ass") y en algunas escenas logra transmitir los conflictos de la sometida Carrie.
Dada su excepcional fuente literaria, "Carrie" se sostiene razonablemente aun para quien haya leído y visto el film Para algun espectador desprevenido, esta sería una película potable para ver en la TV, aunque no saldría del todo desconforme del cine. Lo peor de esta nueva "Carrie" es su capacidad de aniquilar todo interés por la novela y el film original. Lamentablemente la directora del olvidado film indie "Boys Don't Cry", Kimberly Peirce, no sólo no tiene estilo ni demasiada personalidad, sino que no sabe nada de los resortes básicos del genero fantástico. Por eso casi siempre falla por obvia o exagerada cada explosión telekinésica. Y lo imperdonable es la secuencia culminante del sangriento baile de graduación, donde Carrie desata su ira, esta vez como si hubiera estudiado "mimo y clown". Sissy Spacek lanzaba una mínima mirada (acentuada por un montaje formidable) para que explotara todo. Aquí la nueva Carrie adelanta cada ataque con movimientos grotescos casi copiados del Mickey del "Aprendiz de hechicero". El desenlace materno con Julianne Moore no es tan torpe, pero lo que apesta es el epílogo, nada menos que la escena que más alaridos arrancaba en los cines.