Habilidades recargadas sin suspenso
El film original, estrenado en 1976, fue el primero y una de las mejores adaptaciones que tuvo una novela de Stephen King a la pantalla grande y tuvo como realizador a Brian De Palma. La película catapultó a la por ese entonces desconocida Sissy Spacek al estrellato.
Ahora llega la remake protagonizada por Chloe Grace Moretz (vista en Kick-Ass 2 y Sombras tenebrosas y Déjame entrar, entre otras) como la adolescente Carrie White, una chica que vive con su madre (Julianne Moore), una fanática religiosa, y que se convierte en el blanco de las burlas de sus compañeras de colegio. Tanta presión y humillación despiertan sus habilidades para la telekinesis y se enciende la venganza.
La realizadora Kimberley Peirce (Los muchachos no lloran) no logra un producto que se acerque al nivel del film original a pesar de contar con dos buenas intérpretes en el elenco. Su trabajo sigue los pasos de la película anterior, le agrega los efectos devastadores de un video subido a Internet y sólo potencia algunas secuencias que tienen que ver con el despliegue visual. El resto se ve como una estudiantina lavada, atravesada por conflictos menores y con alumnos diabólicos dispuestos a todo para herir a la protagonista.
En Carrie versión 2013, las habilidades para mover objetos y personas a distancia aparecen exacerbadas (hasta la levitación) pero sin el suspenso y los climas que generó De Palma. Los adolescentes y quienes no hayan visto el original, quizás la disfruten. Chloe Grace Moretz acierta más en los momentos de joven ingenua que en los raptos de ira y de lucha con su madre.
NOTA: En el elenco de la película de 1976 asomaba John Travolta. En 1999 se hizo una secuela, Carrie 2: La ira, que pasó sin pena ni gloria por la cartelera y en 2002, la historia también se adaptó a la televisión sin suerte.