Tal vez en Hollywood después de esto aprendan de una vez por todas la lección.
Los clásicos no se tocan. Salvo que te llames John Carpenter y seas experto en reimaginar con creatividad obras maestras del cine, las remakes están condenadas al fracaso.
Carrie es uno de los grandes fiascos comerciales del 2013 que ni siquiera pudo recuperar su presupuesto de 30 millones de dólares en los primeros días de exhibición en Estados Unidos.
La película representa el primer proyecto comercial de la directora Kimberly Peirce, quien en 1999 se hizo conocida por su ópera prima, Los muchachos no lloran.
Con Carrie se involucró en un proyecto hollywoodense para el que evidentemente no estaba preparada, ya que este tipo de filmes quedó claro no es lo suyo.
Esta historia, que representó el debut literario de Stephen King, es una obra maestra del género que en realidad el director Brian De Palma convirtió en un ícono del terror con su interpretación.
Nos referimos a un film impecablemente actuado y filmado que fue uno de los más taquilleros de 1976 y terminó nominado al Oscar por los trabajos memorables de Sissy Spacek y Piper Laurie, como la psicópata madre de Carrie.
La nueva versión que se estrena esta semana es un fiasco de proporciones épicas por dos motivos muy concretos.
En primer lugar la directora Peirce no le aportó nada interesante a la reinterpretación de Carrie y básicamente se limitó a copiar de manera inepta el trabajo de De Palma.
El 95 por ciento de las escenas son un calco burdo del film de 1976 donde repite en varios momentos los mismos diálogos.
La relación de Carrie con la madre que en la película original era mucho más sádica y perversa acá estuvo horriblemente trabajada y el tema del fanatismo religioso, un elemento clave en el conflicto, brilló por su ausencia.
Los que no vieron la producción original tampoco se van a encontrar con una propuesta de terror, ya que esta versión de Carrie en realidad es un spin off fallido de X-Men, protagonizada por la nieta de Magneto.
De hecho, en varias escenas nuevas que crearon para esta remake uno espera la aparición del profesor Xavier, Wolverine y Tormenta para que recluten a Carrie en la escuela de mutantes.
El otro gran problema de este film es Chloe Moretz, uno de los peores castings que se hicieron en los últimos años.
Nadie es su sano juicio podría cuestionar el talento de esta chica como actriz que es excelente y lo demostró en su trabajos previos, pero acá fue una pésima elección para esta historia.
Chloe es demasiado bella para interpretar a Carrie y tampoco la caracterizaron como para que el personaje resaltara como debía.
Sissy Spacek en la original era aterradora desde la primera escena y sus vestimenta y expresiones faciales claramente indicaban que era una chica perturbada con problemas.
En cambio Chloe Moretz durante toda la película luce como una modelito de Vanity Fair y tampoco llega a plasmar en su interpretación al sufrido personaje de Stephen King.
Lo mismo pasa con Julianne Moore, cuya labor ni siquiera le hace sombra a la actuación de Piper Laurie que fue memorable. Por lo menos en la película original entendías por qué la mujer era una psicópata. En la remake ni se preocuparon por desarrollar al personaje.
En general en este film no hay terror, ni escenas de tensión y todo lo que se ofrece es un refrito desapasionado que no vale la pena la entrada al cine. Si la esperás en el cable no te perdés de nada.
Como ocurrió en el último tiempo con las nuevas versiones de Martes 13, Pesadilla, Evil Dead y El vengador del futuro, la remake innecesaria de Carrie está destinada a quedar en el olvido.