Crecer y entrar a boxes.
Allá por 2011, pocos fans de la franquicia quedaron satisfechos después de ver Cars 2, un secuela que ponía a Mate -irritable personaje si los hay- bajo los reflectores en una aventura europea con guiños james bondescos. Después de ver los avances de Cars 3 (2017) podemos decir que muchos se entusiasmaron y asustaron en igual medida, ante imágenes que no auguraban nada bueno para el Rayo McQueen, el verdadero protagonista de esta saga.
Brian Fee pasó de hacer storyboards en las dos anteriores a ponerse, ahora, detrás de cámara -en el sentido más simbólico posible, tratándose de una película animada-, con un relato que pone a McQueen en una situación sumamente vulnerable, con la sensación de que sus días de corredor llegan irremediablemente a su fin mientras es amenazado por la llegada al circuito profesional de autos que inauguran una nueva era de corredores, apoyados en lo más novedoso que puede ofrecer la tecnología. Ante esto, el Rayo se somete al esfuerzo máximo para demostrar que aún está vigente dentro de la pista.
Con John Lasseter (Cars y Cars 2, saga Toy Story) reducido a un rol de productor ejecutivo en este 18vo film de la compañía Pixar, el debut de Fee prueba ser un acierto, logrando contar una historia que reflexiona sobre el paso inobjetable del tiempo, el cambio de roles y la vuelta a los inicios como forma de valorización de aquello conseguido. Si bien su trailer parecía anticipar un film oscuro, lo que realmente tenemos es una historia que utiliza los motivos del llamado espíritu americano -las pistas de tierra, la gloria del triunfo, los valores del pueblo chico- para narrar el viaje de un personaje que busca adaptarse a los nuevos tiempos que se avecinan.
Sin dejar de ser un film entretenido y dinámico, sus múltiples líneas de lectura seguramente dejen más satisfechos a los grandes antes que a los chicos. La recuperada voz del fallecido Paul Newman -otro actor mítico dentro de la cultura americana- es otro de los factores que agrega nostalgia a este ejercicio de volver a las fuentes propuesto por la película. La vuelta de algunos de los personajes más queridos de Cars (2006) -a la que siempre debemos recordar como esa hermosa reformulación de Doc Hollywood (1990), comedia romanticona de Michael J. Fox- será bien recibida por los fans, de la misma manera que los múltiples guiños y referencias al universo Pixar.
Gracias a una historia que apunta más al corazón antes que al caucho quemado en la pista, Cars 3 es una película con la sensibilidad y el atractivo suficientes como para poner de nuevo en carrera a una saga que amenazaba con quedarse sin nafta.