El famoso auto rojo de la saga tendrá que enfrentarse a una nueva generación de corredores más jóvenes, potentes y veloces, que amenaza con cambiar el deporte de su vida. Entre ellos está el competitivo y revolucionario Jackson Storm, un contrincante difícil de vencer.
Para alcanzar el podio, "El Rayo" contará con una nueva entrenadora latina, Cruz Ramírez, también estarán sus amigos de siempre como la grúa Mate y su novia Sally.
Menos adrenalítica que la original y apelando a la melancolía, esta tercera parte supera ampliamente al anterior capítulo, transformándola en una cinta que cuenta con todos los valores que hicieron de Pixar el mejor estudio de animación: personajes empáticos, un argumento elaborado, humor, nostalgia y prodigio técnico.
La música de Randy Newman, un bienvenido regreso de este prócer, acompaña cada momento de un filme que funciona como metáfora del lugar que los mayores tienen en nuestra sociedad, también del retiro a tiempo de los deportistas, del pasó al mundo de los adultos y de las lazos de amistad. Hay además un claro mensaje sobre la diversidad y la inclusión, expuesto en la presencia fundamental de Cruz (por suerte sin abusar de los estereotipos del personaje hispano)
La cinta tiene por supuesto escenas de carreras, que lucen más reales y vertiginosas que nunca, pero también un surtido compendio de decorados norteamericanos, tan bien logrados en algunos casos, que parecen reales más que dibujados.
Sin ser súper original, la película logra emocionar y entretener, un homenaje a los personajes de la primera entrega y a la vez un cierre para una trilogía de alto octanaje.