Nacida en 2006, Cars es la segunda franquicia de Pixar en llegar a una tercera parte después de “Toy Story”. Siempre dependiendo del gusto de cada consumidor, se puede decir que no debe ser de las sagas más queridas por el público. El primer filme tuvo éxito, pero su secuela derivó en otra cosa y, para ser sinceros, es muy floja. Esta vez, los creadores se tomaron su tiempo y con “Cars 3” (2017), el largometraje número 18 de Pixar, se reivindicaron de la anterior, volvieron a las bases y nos entregaron una obra que, posiblemente, sea la mejor de la saga.
El Rayo McQueen (Owen Wilson) sigue siendo el mismo coche de carreras decidido y confiado de siempre, con el agregado de todos estos años de experiencia que lo han convertido en campeón y poseedor en cinco oportunidades de la Copa Pistón. Pero su tranquila vida da un vuelco cuando se ve sorprendido por una nueva generación de corredores con tecnología de punta y ultra rápidos, liderados por el veloz y arrogante Jackson Storm (Armie Hammer). Pronto todos estos coches comienzan a ganar las carreras haciendo que los de la anterior camada se vayan retirando. Decidido a que no lo pasen por arriba, El Rayo hace un esfuerzo en una carrera que desemboca en un terrible accidente. Ahora, falto de confianza y sintiéndose “viejo” y vulnerable, debe decidir si su amor por las carreras es suficiente para retornar a las pistas. Pero no estará solo para su retorno, contará con la ayuda de Sterling (Nathan Fillion), un brillante auto de negocios que es el nuevo dueño de Rust-eze y uno de sus más grandes fanáticos.
El empresario pondrá el Rust-eze Racing Center, una de las instalaciones de entrenamiento de élite más exitosas del país. Allí también contará con la ayuda de Cruz Ramirez (Cristela Alonzo), una vigorosa joven técnica de carreras, que tiene su propio plan para ganar. El #95 se embarcará en un viaje para buscar la inspiración que lo devuelva a las pistas como el campeón que supo ser.
Pocas compañías deben darle tantas oportunidades a sus empleados como Pixar. Después de ganar experiencias en distintos sectores, a los que lo desean le llega la oportunidad de probarse en otras cosas. Y es el caso del debutante director Brian Fee, que se desempeñó como diseñador de storyboard de “Cars” y “Cars 2” (2011). No era sencillo su trabajo, ya que tenía que levantar una franquicia bastante floja, pero lo logró centrando la historia en la relación y significado de McQueen con su difunto mentor Hudson Hornet (Paul Newman) –es increíble volver a escuchar la voz de Newman a nueve años de su muerte, material reciclado que había quedado de la primera película y no se había usado–.
El largometraje toma mucho prestado de la saga Rocky, sobre todo de la tercera parte y algo de la cuarta. El Rayo pide ayuda a Smokey (Chris Cooper), el entrenador de Hudson durante sus días de gloria, en busca de guía e inspiración. Pero “Cars 3” no se queda sólo en eso, sino que le da un giro más a la historia que la saca de lo que hubiera sido el final más obvio y le da una nueva vitalidad a la saga. La película toca temas como el regreso a las fuentes, el luchar por los sueños y el trabajo en equipo, sobre todo. Antes de la película tendrán, como siempre, un cortometraje muy lindo llamado “LOU” (2017). Y, si se quedan hasta el final, una escena al final de los créditos.
“Las segundas partes nunca son buenas”, dice el dicho; claro que eso quedó descartado hace tiempo y hay varios ejemplos para contrarrestarlo. Ahora, “Cars 3” podría ser la primera tercera parte en ser mejor que sus antecesoras. ¿Exagerado? Cuando vayan al cine compruébenlo y después nos cuentan.