Se estrena Cars 3, la nueva entrega de la saga creada por John Lasseter. Esta vez el Rayo McQueen (Owen Wilson) debe enfrentar su posible retiro del universo de las carreras.
Días de trueno. La saga de Cars es la oveja negra de Pixar. Un tono demasiado infantil e inocente para el público adulto que busca la profundidad existencial de obras previas como Up o Wall-E, pero demasiado clásica y nostálgica para la audiencia más joven. Cars remite al cine de los años ’40, al idealismo de Capra, al romanticismo de generaciones previas con lenguaje sencillo y nostálgico.
Sin embargo, Cars es lo más cercano que Pixar hizo de la saga Toy Story. En ambas sagas los objetos cobran vida -de hecho, en el universo de Cars los humanos no existen- y, en ambas, los jóvenes deben aprender de los viejos para madurar y concretar sus metas.
Cars 3 retoma el concepto de la primera entrega: pasar el conocimiento a las nuevas generaciones, reconocer el paso del tiempo y asimilar la edad de uno, el cambio de una etapa. El Rayo McQueen debe enfrentar rumores de retiro. En medio de un enfrentamiento con el corredor estrella, Jackson Storm, McQueen se exige más allá de sus posibilidades físicas y sufre un accidente casi mortal.
Este hecho lo obliga a volver al pueblo de Doc Hudson, su mentor y entrenador (enorme homenaje a Paul Newman, quien puso su voz al mítico personaje), para volver a ponerse en forma y terminar el torneo. Cuando un moderno empresario decide auspiciarlo, McQueen conoce a Cruz, su nueva entrenadora.
La relación entre el Rayo y su entrenadora es el núcleo de la película. Esta vez no hay un villano fuerte. Los personajes deben superar sus propios miedos y asimilar sus límites.
Pixar nunca esconde su amor por el cine. Desde Días de trueno -el film de culto de Tony Scott con Tom Cruise- hasta Rocky y Million Dolar Baby, Cars 3 deja de lado a los personajes secundarios de las ediciones previas -queda llamativamente relegado Mate que en Cars 2 fue el verdadero protagonista- para concentrarse en el mismo conflicto de la primera entrega.
Brian Fee, debutando como director, concreta -como sucedió con Toy Story– la entrega más compleja, profunda y estéticamente más avanzada de la saga. No solamente Pixar se supera técnicamente, sino que cuida cada aspecto narrativo para conseguir emoción genuina de parte de cada franja etaria del público, apela a la nostalgia con sutileza y criterio clásico.
Como atractivo adicional, previamente a Cars 3, se proyecta Lou, un excelente y sutil cortometraje animado sin diálogos de Pixar, en el que con mucho ingenio, creatividad e imaginación, el estudio enfrenta uno de los problemas que más preocupa a la sociedad estadounidense.
El segundo atractivo sólo lo podrán apreciar quiénes vayan a las funciones subtituladas. Owen Wilson regresa como Rayo McQueen y se suman Chris Cooper, Cristela Alonso, Nathan Fillon, Armie Hammer y la posibilidad de volver a escuchar la voz de Paul Newman, ya que aún cuando solamente aparece en forma de flashback, Doc Hudson es un personaje esencial de esta tercera entrega.