Este breve y sentido filme-ensayo encuentra al realizador trazando los pasos familiares desde la inmigración de sus abuelos hacia la Argentina a fines del siglo XIX, centrándose luego en la historia familiar en las colonias judías de Entre Ríos, las vidas de sus abuelos y, especialmente, de su padre, un marino de la Armada, que vivió viajando buena parte de su vida y al que conoció poco.
Con mucho y muy bien conservado material de archivo (especialmente fotográfico), Cozarinsky cuenta la historia familiar en un tono entre nostálgico y poético, viajando a los pueblos de Entre Ríos donde vivieron sus familiares, lugares a los que nunca había ido anteriormente. Allí va reconstruyendo una historia biográfica (de padres e hijos) que es también una historia social y cultural de parte de la inmigración judía de esa época, con los devenires posteriores que son comunes a buena parte de la colectividad.
Emotiva, honesta y sentida, la “carta” de Cozarinsky intenta conectar al realizador y escritor (también un “viajante”) con ese pasado con el que, más allá de las aparentes diferencias, uno se reconoce cada vez más. Y con ese padre –ausente en la vida real, pero “presente” en los regalos, postales y fotos que le envíaba– al que, dice el propio Cozarinsky, no conoció lo suficiente.