UN HIBRIDO QUE NO FUNCIONA
En su nueva película, Casa Coraggio, Baltazar Tokman cruza la ficción y el documental para contar la historia de una familia de trabajadores de una funeraria y sigue las relaciones que se dan entre sus integrantes, como por ejemplo el romance entre uno de los empleados y la hija del dueño. Por allí pasan también la madre del dueño, la abuela materna, una sobrina, entre otros, en un muestrario que alcanza sus mejores momentos cuando la espontaneidad se hace presente.
Tokman aclaró, cuando presentó esta película durante el último BAFICI, que quería para los personajes protagónicos a no actores, en este caso padre e hija, y ese es uno de sus mayores aciertos ya que ambos están muy naturales en sus roles. Pero por el contrario y llamativamente, cuando aparecen los actores profesionales la película pierde esa frescura y las situaciones y diálogos se notan más forzados.
En definitiva, ese híbrido entre documental y ficción que es Casa Coraggio nunca llega a ensamblarse demasiado bien, quedando en evidencia que muchos temas fluirían mejor si no se los actuara, como ese momento en el que la protagonista cuenta la historia de su tatarabuela mapuche a su novio y otra amiga. Por otra parte, hay algunas secuencias demasiado extensas que no aportan al desarrollo puesto que van perdiendo interés a medida que avanzan los minutos. Y la película va perdiendo fuerza más allá del carisma de algunos personajes.