Una joven vuelve a su pueblo para ayudar a su padre en su negocio funerario. El film deja de lado toda truculencia, toda alegoría, para concentrarse en la humanidad de los personajes. Lo hace con amor por ellos, con paciencia y con humor. Ese paisaje emocional permite que comprendamos las elecciones de la protagonista, y que la emoción surja limpia, alejada de cualquier golpe bajo. Un verdadero film de pasaje.