Pertenece al realizador Rosendo Ruiz, reconocido como “el padrino” del nuevo cine cordobés. Filmada en la capital de la provincia el film incomoda de entrada al espectador, con riegos formales, cambios, trucos y símbolos. Pero también con la angustia palpable, sostenida, continua, de un protagonista que simboliza fácilmente a un hombre de nuestro tiempo. Es alguien que quiere una casa propia, alquilar un espacio donde pueda sentir que llega a su lugar en el mundo y respirar tranquilo en una guarida, un refugio seguro. Sin embargo todo en su vida se tambalea, una relación amor-odio con su madre insoportable, un amor no comprometido con su pareja, que nunca termina por integrarlo a su vida, una profesión, la de profesor de literatura, que no le da demasiadas satisfacciones. El protagonista deambula constante por una ciudad que lo ahoga hasta el límite. Con una buen protagonista, Gustavo Almada, un elenco efectivo y un ambiente de características propias que nunca cae en el pintoresquismo.