Un subgénero se encuentra completamente revitalizado cuando se expande hacia límites impensados y el resultado es gratificante. Por esa razón, ahora que los vampiros están más vivos que nunca (toda una paradoja), les llegó la hora de protagonizar una de las comedías más divertidas de los últimos tiempos.
Luego de salir airosos de esa difícil batalla contra una de las enfermedades terminales más duras que les toco afrontar en toda su historia (la saga literaria “Crepúsculo” y sus patéticas películas) estos magníficos personajes finalmente recuperaron su privilegiado lugar dentro de la cultura popular y se revitalizaron gracias a muy buenas propuestas como “Let Me in”, “Livide”, “Chimieres” y hasta la mismísima “Dracula Untold”.
Pero este 2014, en materia vampiros, se tenía guardado un as bajo la manga y dicha carta resultó ser una de las mejores películas jamás hechas con estos personajes. Y para delicia de todos aquellos que creen ciegamente en las combinaciones impensadas, “What We Do in the Shadows” se trata de una absurda y delirante comedia con chupasangres para toda clase de público.
Los realizadores neozolandeses Jemaine Clement y Taika Waititi (responsables de la multipremiada serie “Flight of the Conchords”) se sacaron ingeniosamente de la galera una audaz comedia que se apoya en dos aspectos claves: los excelentes trabajos de los miembros de su amplio reparto y un estilo visual dinámico y eficaz que le otorga un ritmo glorioso a la película.
Sí, “What We Do in the Shadows” es una de esas comedias que no levantan nunca el pie del acelerador y busca siempre la manera más honesta y original de sacarle una carcajada al espectador. Ese esfuerzo y su resultado tremendamente positivo deben agradecerse con aplausos de pie ya que últimamente no es fácil encontrar algo así dentro del género.
Su premisa es simple: Cinco vampiros (interpretados por Clement, Waititi, Jonathan Brugh, Ben Fransham y Cori Gonzalez-Macuer) conviven bajo el mismo techo y son los protagonistas de un documental filmado por un grupo de realizadores que decide mostrar el “día a día” de estos peculiares personajes que habitan entre nosotros en la actualidad.
Por eso, a modo de documental, seguiremos los pasos de Vladislav (un homenaje al vampiro interpretado por Gary Oldman en la peli de Coppola y a Vlad el Empalador), Viago (un chupasangres clásico y medio afeminado), Deacon (el joven canchero y rebelde), Petyr (una parodia al “Nosferatu” de Murnau) y Nick (el vampiro boludo al mejor estilo “Crepúsculo”), quienes ayudados por Stu (un humano común que por momentos se roba la película), llevan adelante su vida cotidiana mientras sortean todos los problemas que los afectan: su enemistad con los hombres lobos, los típicos problemas de convivencia, la siempre complicada búsqueda de alimento y su pésima relación con la tecnología.
El resultado final de “What We Do in the Shadows” es más que alentador, no solo porque posiciona en lo más alto del podio de este 2014 a dos realizadores con muchísimo pulso y talento a la hora de generar risas en el espectador (a los cuales hay que seguirle los pasos de cerca a partir de este momento), sino porque también deja en evidencia que con respeto y pleno conocimiento sobre los temas con los que se trabaja se pueden lograr resultados gratificantes y efusivos sin importar demasiado el género.
Una cosa es ser original (buscar aquella faceta desconocida u poco explotada dentro de una historia recontra conocida) y otra cosa es ser irrespetuoso y apoyarse en la distorsión de los hechos para llamar la atención tratando de vender algo como lo que no es.
Si “Crepúsculo” prendió las luces de emergencia y sentenció a estos personajes a un coma inducido con pronóstico reservado por tiempo indeterminado, “What We do in the Shadows” es el alta médica de nuestro paciente favorito con excelentes augurios para un futuro cada vez más auspicioso.
Ahora sí; Habemus vampiros (de verdad) para rato.