Si el amor a primera vista existe -y juro que sí-, Kate Valdez (Jennifer Lopez) y Charlie (Owen Wilson) deberían darse cuenta de inmediato que se aman, y quieren estar el uno con el otro para siempre.
OK, las circunstancias en las que la superestrella de la música (Kate, no Jennifer) cruza sus ojos almendra con los azules de Charlie son particulares. No solamente porque están a varios metros, ella sobre un escenario, y él, en la platea, sosteniendo un cartel que dice “Cásate conmigo”, pero que le dieron de prepo, y no lo escribió él.
Kate iba a casarse en ese mismo concierto (“Marry Me” era el título del show) en el Madison Square Garden en Nueva York con otra estrella del pop, Bastian (el colombiano Maluma), pero justo, justo ¿eh?, cuando está por aceptar, un video viral de su novio besándose con una asistente hace desistir a Kate, que elige a cualquiera del público.
Bueno, a cualquiera, no. A Charlie que como ya dijimos es Owen Wilson.
Algo bobalicona
Cásate conmigo es una comedia romántica bobalicona, que casi siempre transcurre en las esferas acomodadas de gente rica, como el personaje que interpreta Jennifer Lopez, no tanto el de Owen Wilson. La situación, que puede ser tildada de absurda, de disparatada, de ridícula y de todos los adjetivos que se les ocurran, da pie a pasos de comedia ya recontra transitados.
Pero es la famosa química entre los protagonistas lo que hace que las casi dos horas se pasen, si no rápida, llevaderamente.
Sí, puede verse o entenderse como una crítica al modo de vida de la clase alta o más pudiente estadounidense. O a la locura que desata el fanatismo -ser fan siempre termina en excesos fuera de cualquier lógica-. O puede no verse nada de todo esto y seguir a los protagonistas como si fuera una comedia, que es lo que es.
Los personajes satélites de Kate y Charlie (el de Bastian es bastante esquemático, el del arquetípico mujeriego, y no porque lo interprete el astro colombiano) están allí para levantar la puntería cuando los chistes entre las estrellas aflojan.
De un lado está Colin, el representante de Kate, interpretado por John Bradley (Samwell Tarly en Game of Thrones, la semana pasada estrenó Moonfall), y del otro, Lou, la hija de Charlie, que encarna Chloe Coleman, la niña de Grandes espías y a quien veremos próximamente en Calabozos y dragones y Avatar 2.
Todo sigue más o menos como en la novela gráfica en la que se basa. Y si funciona la idea, tal vez en un par de años veamos la secuela. O no.