La nueva película del director de “Días de vinilo” es una comedia dramática acerca de una banda de rock que tuvo una fugaz existencia a principios de los ’90 y que intenta juntarse, 25 años después, cuando sus ex miembros atraviesan complicados momentos en sus vidas. Diego Peretti, Santiago Segura y Diego Torres son los protagonistas de un filme que funciona mejor cuando es ácido y no tanto cuando se pone sentimental.
Los llamados “one hit wonders” son un clásico de la historia del pop y el rock. Se denomina así a las bandas o solistas que tuvieron una canción exitosa para luego desaparecer del mapa, bien porque el resto de sus canciones no funcionaron o bien porque no duraron mucho como banda. Los protagonistas de CASI LEYENDAS son aún menos que eso. La banda Auto Reverse, que existió (en la ficción) a principios de los ’90, ni siquiera llegó a editar el disco que habían grabado y no se presentaron en el show que podría haber marcado su salto al estrellato, como sí les sucedió a otros. Pero, gracias a las secretas vías del underground y de la difusión por internet, su música siguió conociéndose y, posiblemente, hoy cuenten con un pequeño pero fiel grupo de fans.
Ha pasado un cuarto de siglo desde aquel “no-evento” y ninguno de los miembros de la banda tiene nada que ver hoy con la música ni están muy enterados si hay fans o no escondidos en los pliegues de la web. Axel (Santiago Segura, muy caracterizado) es español y ha vuelto a vivir a su país tras aquellos hechos de 1992. Hoy es una suerte de freak: un tipo obsesivo-compulsivo, tímido y solitario, de esos que dicen lo primero que se les cruza por la cabeza sin medir las consecuencias. Trabaja en una empresa de informática, cuida a su padre que está un geriátrico y no mucho más. Hasta que un día escucha que una radio argentina está festejando sus 25 años y armando un recital con las bandas de aquellos tiempos. Las cinco más votadas por los fans serán las que finalmente se presenten en el show. ¿Será esta una nueva oportunidad para Auto Reverse? Para averiguarlo, Axel regresa a Argentina pero lo que encuentra aquí no es muy auspicioso.
Javier (Diego Peretti) es un maestro de escuela deprimido tras la muerte de su esposa. Vive empastillado, se duerme en sus clases y no se lleva bien con su hijo adolescente, que lo ignora o ridiculiza. Un día Axel se le aparece en su casa –25 años después de su súbita y nunca explicada partida “por asuntos personales”, la que impidió que la banda pueda tocar entonces– y le propone volver a ensayar para presentarse en el concurso. Javier no quiere saber nada, pero la metódica persistencia de Axel lo va convenciendo. O ganando por cansancio. Falta la tercera pata del trío: Lucas, el baterista (Diego Torres), hoy convertido en un abogado bastante chanta y egoísta a quien echan de su trabajo tras descubrir que se queda con unos “vueltos” que no le corresponden. Lo mismo sucede con él: primero no quiere ser parte del asunto, pero su difícil situación lo lleva a aceptar en un plan: “¿por qué no?”
Este es el punto de partida de CASI LEYENDAS, una película sobre segundas oportunidades (más bien, terceras) en la vida, en la que la reunión de una banda de rock es casi una excusa para que un trío de ex amigos de cuarentaypico recuperen su vocación, sus ganas de vivir, su “esencia” (si se quiere) y su postergada y perdida amistad. Junto a ellos, una serie de personajes jugarán roles clave: Claudia Fontán en el rol de una groupie de entonces, Florencia Bertotti como la hermana menor de ella –que de adolescente era la única miembro del club de fans de la banda entonces–, Julieta Cardinali como la ex de Lucas, además de los suegros de Javier, que quieren quedarse con la custodia de su nieto, entre otros. Cada uno de ellos definirán también el destino del trío protagónico, más allá de sus peripecias específicas para volver a ser famosos, “just for one time”.
Nesci, que dirigió DIAS DE VINILO, es un melómano importante y se ha asegurado ubicar en el filme temas potentes como “Heroes”, de David Bowie y “Everybody Hurts”, de R.E.M., que raramente suenan en el cine argentino. Además, es el coautor de las canciones que hizo la banda entonces y que hoy vuelven a sonar, un pop/rock de guitarras que no quedará en la historia por su originalidad pero que representa de una manera bastante efectiva lo que era cierto sonido de esa época (el llamado “rock alternativo”), algo que las remeras de sus integrantes (de The Cure o The Jesus & Mary Chain) y sus comentarios musicales (anti-cumbia, anti hip-hop, anti cantantes de reality shows) remarcan.
El guión de Nesci está plagado de referencias rockeras y ajustadísimos “one liners”, esos remates filosos que, en boca de algunos de los protagonistas (especialmente Segura, Peretti y la notable Bertotti) generan los mejores momentos cómicos de un filme que crece y convence cuando apuesta más hacia esa zona que cuando deriva en momentos y escenas más sentimentales. Cuando el espectador se acostumbra al personaje en principio patético pero finalmente tierno y querible de Segura, el hombre se empieza a robar la película con su impecable timing cómico para los diálogos. Pero buena parte de la fuerza narrativa y de las risas que generan esos diálogos específicos y punzantes se pierden cuando algunas peripecias o situaciones de confrontación dramática un tanto obvias se interponen en el relato, como si a un guión de comedia independiente se le hubiera montado encima un drama mainstream generando una convivencia un poco forzada, que es exitosa por momentos.
El carisma de buena parte del elenco suma también varios puntos (ya dijimos, Bertotti es el arma secreta del filme, que crece cada vez que ella aparece, al igual que la niña que encarna a su hija), pero lo que, lamentablemente, le resta, es la estética un tanto televisiva de la película. Si está hecha como un homenaje a los ’90 (cosa que por momentos parece, por su look casi LA BANDA DEL GOLDEN ROCKET) uno podría entenderlo un poco más, pero tengo la impresión que es más bien un look de comedia popular que responde a parámetros estéticos en exceso convencionales. Y su ejemplo más cabal está en la relación entre el personaje de Torres con su amigo abogado (Fernán Mirás) que intenta sacarlo de sus problemas legales y, a la vez, presentarle chicas, vaso de whisky en mano.
Da la sensación que CASI LEYENDAS tiene todo para ser una película mucho mejor de lo que finalmente es (el punto de partida, los diálogos, el timing cómico de gran parte del elenco), pero que algo se perdió en su paso final a la pantalla, en su necesidad de ser un producto “masivo”. De todos modos, por sus momentos ácidos e irónicos, y por su enternecedora historia acerca de tres losers cuyo objetivo es dejar de serlo al menos por un rato, es una película más disfrutable que buena parte de las producciones comerciales nacionales de ese espectro de la cartelera argentina.