El término es “simpática”: una película que cuenta cómo dos amigos (uno muy maduro -Allen- y otro un poco menos -Turturro, aquí también director-) montan un negocio casi sin quererlo dándole placer sensual a señoras y señoritas. El sexo es lo de menos y lo más simpático del asunto -más allá de su múltiple elenco y de que Allen siempre es gracioso- es el desconcierto de los protagonistas ante las mujeres. El resto, fórmula pura.