Poniéndole el cuerpo a la crisis
El inteligente y ácido humor de Woody Allen que tantas veces nos ha deleitado con su mirada dura pero honesta sobre las relaciones está presente en Casi un Gigoló, la rareza radica en el hecho que el mencionado director en este film solo oficia de intérprete.
La dirección y el guión están en manos de su coprotagonista John Turturro en su quinta incursión detrás de cámaras (sus anteriores films fueron Mac, Iluminatta, Romance & Cigarettes y Passione).
La historia está ambientada en la multiétnica ciudad de Brooklyn y nos presenta a dos amigos que juntos atraviesan una difícil crisis económica; entonces a Murray (Woody Allen) se le presenta una oportunidad imperdible: ofrecer a su amigo Fioravante (John Turturro) como acompañante para dos atractivas mujeres que desean tener un encuentro sexual con otro hombre
Las damas en cuestión no son otras que Sharon Stone (la dermatóloga de Murray) y su amante Sofía Vergara (Selima) por lo que la oferta es por demás tentadora. Fioravante entiende a las mujeres casi tanto como Murray a las oportunidades económicas de modo que esta nueva alianza comercial parece destinada al éxito.
Aunque como siempre ocurre cuando una vocación se profesionaliza el factor emocional se convierte en un nuevo enemigo latente. Y esa amenaza está encarnada en la presencia de Avigal (Vanessa Paradis) una joven viuda judía que requiere los servicios de Fioravante y lentamente atenta contra la estabilidad del negocio y de la vida del debutante gigoló.
El film no escapa a los lugares comunes del género, pero desarrolla a cada uno de los personajes con una precisión arquetípica digna de un experto en la materia.
Murray encarna a un judío entrado en años que ejerce a duras penas una paternidad de un grupo de niños frutos de una familia ensamblada con una mujer negra: las escenas que se generan en este marco son dignas de la filmografía del Woody Allen de los setenta.
Con una cuidada fotografía a cargo del italiano Marco Pontecorvo se completa esta comedia romántica sin demasiadas pretensiones que se reconoce como tal y entretiene sin ofrecer nada nuevo, pero tampoco sin defraudar al público amante de Woody Allen que por momentos hasta sentirá estar en presencia de un film de afamado director.