Un hombre maduro ofrece sus servicios sexuales para ayudar a su amigo.
Todo gira en torno a dos amigos Fioravante (John Turturro) y Murray (Woody Allen) uno es católico y otro judío y cabeza de una familia afroamericana, viven en un barrio neoyorquino, ambos comerciantes uno trabaja en una florería y el otro en una librería (herencia familiar), su lucha es constante para poder pagar las rentas. Un día Murray, le cuenta a Fioravante (hombre sencillo, poco agraciado y bonachón) que existe una importante demanda por los servicios sexuales, y le propone que se transforme en un gigoló, este a pesar de no estar del todo convencido acepta con el fin de ayudar a su amigo, Murray que ha perdido su negocio y se transforma en proxeneta para sobrevivir.
Y comienza esta alocada propuesta la primera clienta es la Doctora Parker (Sharon Stone), esta queda muy satisfecha y de esta manera se inician sus visitas como gigoló para mujeres de mediana edad y su amigo Murray va recibiendo importantes comisiones. Todo toma otro color cuando surge la propuesta de un trío, participando la Doctora Parker (Sharon Stone) y su mejor amiga Selima (Sofía Vergara) “un ménage à trois”, escenas muy bien jugadas donde ambas despliegan todo su sensualidad.
De esta manera comienza a tener fama este “Fioravante”, una de las mujeres lo define diciendo que tiene sabor a Pistacho y a través de estos encuentros él intenta calmar los deseos descontrolados de las mujeres a cambio de dinero. Ellos se mueven en un barrio judío donde todo va bien, pero se complica cuando aparece en la zona Avigal (Vanessa Paradis, la ex de Johnny Depp) “idishe mame”, viuda y muy ortodoxa, madre de seis hijos y esta se siente atraída por: Fioravante (de quien desconoce su profesión y a raíz de eso surgen una serie de enredos, situaciones incomodas) y Dovi (Liev Schreiber) un policía que siempre estuvo enamorado en secreto de Avigal y que observa todo lo que sucede en el barrio.
Esta comedia contiene chistes subidos de tono, por momentos resulta desopilante, con una gran química entre Turturro y Allen, buenos diálogos, picara, con enredos amorosos y muy sexy, con toques melancólicos y otoñales, buenos planos, fotografía y una bella banda sonora con temas de jazz que le otorga una pincelada de distinción. Uno de los problemas que tiene es que no todos los espectadores conocen la religión judía y existen pequeños hechos que se pierden. Tiene algunas pequeñas similitudes con “American Gigolo” (1980), película protagonizada por Richard Gere que tenía 30 años; y “Amante a domicilio” (2009), con Ashton Kutcher.