Hay casos que nunca deben abrirse
Emily Jenkins, correctamente interpretada por Renée Zellweger (El Diario de Bridget Jones, Nueva en la Ciudad o Chicago entre otras,) es una consagrada trabajadora social especializada en problemas familiares que ha visto todo tipo de horrores domésticos, mentiras, negligencia y abuso.
Como toda trabajadora social cuenta con mucho trabajo y como ella misma cuenta: Tiene 38 casos. Hasta que le designan un nuevo expediente, su caso número 39. El de Lillith Sullivan, papel interpretado por Jodelle Ferland, una niña de 10 años de edad, cuya familia perturbadora y hermética deja a Emily conmocionada y preocupada.
Pero a la vez, se genera desde un principio un vínculo entre Lilith y Emily que va más allá de lo profesional. Lilith repite que sólo quiere que la quieran.
Cuando los padres de Lillith tratan de hacerle daño en un ritual nocturno, Emily interviene y logra salvarla.
Desconsolada por la soledad e inocencia de Lillith, Emily decide algo que nunca antes había hecho: involucrarse íntimamente. Con la esperanza de ayudar a la retraída niña, Emily le ofrece a Lillith un hogar cariñoso y feliz hasta que encuentre una familia adoptiva.
Y este argumento es el primer paso a una nueva vida en la existencia de ambas, para bien o para mal, ya que luego de este acercamiento, raros sucesos comenzarán a suceder y muy difícil será probar si realmente existe un culpable o son solo hecho fortuito y accidentes frecuentes.
Se puede decir que la película está dividida en dos partes bien definidas, una más oscura con datos inciertos y con muy poca claridad de que tema se está hablando. Y una segunda, en donde con todas las cartas sobre la mesa, la protagonista no sabe cómo hacer para seguir y terminar con lo que empezó: un expediente que nunca debió abrir.
El film del director Christian Alvart rodó otra película con mucho suspenso llamada Pandorum, y sigue usando como recurso el miedo psicológico. Y lo hace bien, ya que resulta efectivo y logra conectar al público con la pantalla.
Entre los que acompañan a Renée Zellweger, se encuentra uno de los actores más aprovechados por Hollywood en los últimos tiempos, Bradley Cooper (¿Qué pasó ayer?, Alocada Obsesión), que si bien se lo vincula con la comedias, las historias románticas o las de acción, como será próximamente el caso de Brigada A, lleva dignamente su papel de psicólogo infantil y a la vez le abre un camino a un rubro diferente.
La película cumple su cometido: atrapa, altera e inquieta, ¿Pero qué cosa tan terrorífica puede esconder una pequeña que aparentemente sólo busca que la quieran?...