El diablo en Bridget Jones
Emily Jenkins (Zellweger) es una asistente social a la que le adjudican el caso de Lillith, justamente su caso nro. 39. Es una niña que presenta problemas de todo tipo en su desarrollo escolar y tras la primer entrevista con sus padres, ya se comienzan a evidenciar serios problemas en los raros vínculos familiares con que se manejan.
En un episodio extremadamente violento, Emily logra salvar a la ñiña de que sus padres la quemen viva en el horno de la casa. Finalmente, y a pedido de la niña, decide llevársela a vivir con ella. Pero pronto empezará a surgir la verdadera personalidad de Lillith. Y a esta altura, Emily ya estará en graves problemas...
Con un muy buen planteo inicial -aunque no es nada original, por cierto ya que tiene puntos de contacto con cualquier película de terror/suspenso en la que trabajen niños-, "Expediente 39" logra, de todos modos, sostener el enigma que rodea al extraño comportamiento de Lillith e incluso seguir atentamente la evolución de su comportamiento a medida que se van develando algunas caras ocultas.
Y logra sus mejores momentos de tensión cuando varios allegados a ellas empiezan a tener accidentes fatales (otro niño que es un caso con el que Emily trabaja; su novio y psicólogo de los chicos -papel a cargo del multi-visto por estos momentos Bradley Cooper de "Simplemente no te quiere" "Qué pasó ayer?" "New York, I love you" "Día de los enamorados") y comienza a aparecer una veta de terror sobrenatural suficientemente inquietante.
Para este momento uno ya pasó por alto que la heroína de la película es nada menos que Renée Zellweger, incompresiblemente elegida para esta película, y dándole una nueva oportunidad libre de cualquier preconcepto, su actuación logra, llegado este punto, transmitir la desesperación y el miedo del personaje central, aunque uno sienta todo el tiempo que no alcanza a trasnmitir el tono justo de este tipo de películas.
Toda la excelencia que pone en juego el director Christian Alvart en conducir algunas escenas que logran un alto impacto (como la esceña del baño de Bradley Cooper o cuando el Detective que encarna Ian Mc. Shane es perseguido por un perro furioso) se pierde con otros "sobresaltos" más previsibles y ya vistos en otras películas del estilo.
Pero por sobre todas las cosas, es lamentable que el giro final sea totalmente desacertado e increíble, quedando completamente fuera del suspenso creciente y negro que el guión venía trabajando interesantemente.
Un buen golpe de tuerca sobre el final hubiese hecho la diferencia, pero...