Un relato entre el documental y la ficcion
En principio resulta sugerente la idea de seguir a una protagonista llamada Cassandra -como la pitonisa a la que nadie le cree sus profecías en la mitología griega- en su viaje por el Chaco y su encuentro con las comunidades indígenas del lugar. Especialmente porque a cargo de la dirección y el guión del relato está Inés de Oliveira Cézar ( Cómo pasan las horas ) una cineasta siempre dispuesta a experimentar con los límites de la narrativa tradicional.
Sin embargo, en esta oportunidad el interés por la experimentación devino en un film que no logra sortear la trampa de la anécdota aleccionadora y cuyas buenas intenciones terminan sonando tan pretenciosas como condescendientes. Así, la Cassandra del título (interpretada por Agustina Muñoz) es una estudiante de Letras que comienza a trabajar como pasante en una revista donde su jefe (Alan Pauls, también a cargo de la narración en off), le pide, o más bien acepta, su difusa propuesta de nota, que involucra el viaje al Impenetrable chaqueño. Hasta llegar allí, la chica conversará con "expertos" en la materia que luego conocerá de cerca, un costado documental que le aporta los perfiles más interesantes al relato, aunque ese mestizaje con lo argumental termina por ser también su flanco más endeble.
En ese marco, Cassandra hablará con integrantes de las comunidades wichi y toba (aunque en muchos casos la voz de sus "entrevistados" no se escuche y sea el relator el encargado de reproducir sus palabras) y visitará un hospital en el que supuestamente, dice, hay personas siendo tratadas por desnutrición. En esa secuencia, la cuidada fotografía y los planos estéticamente bellos banalizan el tema, transformándolo en uno más de los confusos tópicos que trata la realizadora.