Un póster kitsch ajado y triste
El problema va más allá de ver actores dignos transformados en cosos (c-o-s-o-s) peludos.
El problema no es que tenga coreografías menos inspiradas que “Las gatitas y los ratones de Porcel”; el problema no es que la música suene melosa; el problema no es ver actores dignos transformados en cosos (c-o-s-o-s) peludos; el problema no es la inexpresividad total de su protagonista. El problema es que el film se ve feo, un póster kitsch de los ochenta un poco ajado y un mucho triste.