Mientras Martin Scorsese opinaba públicamente que las películas de Marvel no son cine, Tom Hooper estaba terminando Cats, un film que lleva esa discusión hacia otro territorio, con sus códigos de puesta teatral y un uso de la tecnología CGI que convierte el kitsch de la obra original en algo más perturbador que divertido.
Los gatos protagonistas tienen la forma humana de los actores que los interpretan pero están cubiertos de pelo y tienen otros detalles de la fisonomía gatuna. Son bípedos y sus movimientos parecen una versión de lo felino canalizada por un coreógrafo de Broadway, cargados de una energía sexual que los hace aún más inquietantes.
El film sigue la trama mínima del musical original de Andrew Lloyd Weber, basado en los poemas de T.S. Eliot. Algunos de los gatos que se presentan a través de canciones están interpretados por actores famosos puestos en situaciones grotescas, como Ian McKellen tomando agua a lengüetazos. James Corden y Rebel Wilson son el blanco de chistes relacionados con su peso; Jennifer Hudson le pone su potente voz al clásico "Memories" pero su canto llanto no tiene el poder emocional que lograba en Dreamgirls y que le valió el Oscar; el guapo Idris Elba se presenta como una criatura a la que es preferible no mirar. Entre todos ellos, es Judi Dench, entregada a esta misión imposible, la única cuyos ojos son capaces de prestarle algo de emoción a esta tierra baldía.