Redford, cada vez más decepcionante
Las últimas películas dirigidas por Robert Redford suelen estar dedicadas a temas muy serios e importantes, provistas de elencos impactantes y con todo su potencial disminuido por serios problemas narrativos, un montaje inconsistente y un ritmo más bien lento. Y da la sensación de que cuanta más importante sea el tema, y más impactante el elenco, más flojo será todo lo demás.
Por eso una historia tan interesante como la de "Causas y consecuencias", animada por un grupo de actores fabuloso, es simplemente un desperdicio de talento.
La trama describe los conflictos de viejos guerreros contraculturales del flower power que, acusados de homicidio, vienen llevando décadas en la clandestinidad, usando alias e intentando adaptar su vida y las de sus seres queridos a algo parecido a una vida normal, aunque sabiendo que su seguridad siempre estará pendiendo de un hilo.
Al principio, el film realmente promete, con una serie de tensas situaciones en las que una formidable Susan Sarandon interpreta a una mujer que harta de la clandestinidad se entrega a las autoridades, lo que genera un renovado interés de la ley y la opinión pública por el paradero de varios otros antiguos revolucionarios que siguen en las sombras. Redford es un tranquilo abogado de bajísimo perfil, viudo dedicado a su hija, que casi inmediatamente es reconocido por fotos de aquellos años locos por el joven periodista que interpreta Shia LaBeouf, que por supuesto, irá empapándose de a poco de ese antiguo idealismo.
En "Al filo del vacío" (Running on Empty, 1988) Sidney Lumet le pudo dar toda la profundidad y tensión a la historia del hijo de una pareja de ex hippies fugitivos cansado de su existencia clandestina, personaje a cargo de un brillante River Phoenix. Lamentablemente, en las dos horas de metraje de su último film Redford parece dedicado a narrar secuencias episódicas muy dialogadas, con actores que aparecen poco en la historia, pero demasiado en cada una de sus escenas. Lo anticlimático de esta estructura provoca que el interés vaya decayendo a medida que desfila sistemáticamente todo el elenco, con Nick Nolte y Julie Christie apenas menos desaprovechados que los demás.
La música de Cliff Martinez y la sólida fotografía ayudan a mantener la atención del espectador, que si espera algo parecido a un thriller o un drama político realmente audaz quedará decepcionado