Causas y consecuencias de un film tibio
Causas y Consecuencias es lo nuevo de Robert Redford. En este caso el realizador dirige y se dirige protagonizando el film junto a Shia LaBeouf (en un muy buen momento) para este thriller político basado en la novela epistolar The Company You Keep de Neil Gordon.
El film parte de una premisa interesante. La visión del presente de aquellos activistas políticos que lucharon (de forma más o menos extremista) contra la guerra de Vietnam. Este punto de partida en la óptica de un cineasta tan político como Redford y además encarnando el mismo el paso de esos 30 años como metáfora también de su carrera me resultó un gancho atrapante. Lamentablemente el desarrollo en cuanto a guión, dirección y montaje no pudo mantener esa sensación inicial.
El problema de Causas y Consecuencias (traducción poco feliz y con postura ideológica incluida para The Company You Keep que es el título original) es que se queda a la mitad entre un thriller de acción y films en donde la cosa pasa por el dialogo como las recientes El Precio de la Codicia (Margin Call) y El Topo (Tinker Tailor Soldier Spy). El film tiene los condimentos de ambos estilos, por un lado, un fugitivo escapando de la ley para limpiar su nombre, por otro lado una trama política que reflexiona con la responsabilidad, la culpabilidad, la oxidación de los ideales y el cambio de paradigma que representa la consolidación de una familia. Entre ambas cosas, Redford parece no jugarse por ninguna dando como resultado largos y lentos diálogos que si bien se sostienen por la calidad de los actores con los que cuenta el film (además de los nombrados están Julie Christie, Nick Nolte, Richard Jenkins y Susan Sarandon) no generan la llegada emocional que deberían, transformando de esta manera el mensaje en un simple "rebeldes eran los de antes" y "ser padre te cambia la vida". En cuanto a la acción, la misma está ausente. Los momentos de mayor acción son en los que vemos a Redford corriendo y esa imagen realmente no funciona.
Otro de los defectos del film radica en la forma en que está por momentos estructurada la narración. En este aspecto el montaje termina revelando en todos los casos los giros argumentales que da el guión cuando no debería hacerlo. Esos puntos que deberían desarrollarse paulatinamente para luego sorprender son revelados previamente por la elección en la unión de las secuencias. Luego, en el "momento de la revelación" cuando el dialogo se pone tenso, la cámara privilegia los primeros planos y comienza a sonar la música efectista, la revelación, que ya había sido dada, resulta redundante. Ese método de armado de la narración que resulta por momentos aleatorio le resta bastante al potencial de suspenso que tiene la trama por sí misma.
El resultado de la suma de estos factores es una película despareja que por momentos resulta muy lenta por la falta de contenido emocional en los diálogos y cuya dirección excesivamente sobria no puede potenciar un argumento que a priori resultaba interesante.