Éramos tan antisistema
Arrugado, retocado, mal teñido. El galán americano por excelencia reaparece cada tanto en un film de su autoría, siempre para decir algo personal, con las marcas de su rostro como sello de garantía. Redford es Nick Sloan, ex integrante de los radicales The Weather Underground, un grupo contracultural de los setenta al filo de las Brigadas Rojas, cuya reputación cae en el foco del FBI tras un asesinato en un banco. Con el grupo disperso y en la clandestinidad desde aquel hecho, el arresto de Sharon Solarz (Susan Sarandon) atrae a la prensa y un periodista ambicioso, Ben Shepard (Shia LaBeouf), descubre a Sloan. Así, el personaje de Redford irá conectándose con el resto de la célula dormida, especie de viejos superhéroes con ideales que recuerdan a los Watchmen, hasta llegar a Mimi Lurie (Julie Christie), ex militante, ex amante, su tipo ideal de mujer, que a diferencia suyo conserva el glamour y la ideología intactas. Hay algo loable y entrañable en la pasión de Robert Redford; hay un deseo palpable por vengarse del tiempo, de lo que ocurrió y de lo que él hubiera podido hacer. Y sin embargo, esas ganas no alcanzan para dejar una obra igualmente apasionada. Quizá sea el componente policial, que desvía el foco; quizás, el regodeo en el estereotipo de idealistas doblegados por el tiempo. Esa flojera se representa en LaBeouf, demasiado insulso para la tarea que pide el guión. A un inicio fibroso, prometedor, le sigue un desarrollo que horada progresivamente la historia, hasta redondear aquello que está en las antípodas de las intenciones de Redford: un film sin alma.