Atrápame si puedes
The Company You Keep es un film con tintes políticos, muy bien pensada, pero algo espesa en su desarrollo por determinados momentos. La sensación es que se desenvuelve en forma dinámica, pero peca de cargas intensivas demasiado trituradas y lentas. Es una combinación que ha funcionado antes en el cine -el thriller político- pero que por alguna extraña razón no termina de encajar, teniendo en cuenta el nivel actoral y directorial presente.
Armado con un elenco de grandes actores y previos ganadores del Oscar, la nueva película de Robert Redford sigue la línea de sus anteriores producciones de generar consciencia social, en este caso hacia ciertos eventos ocurridos en Estados Unidos cuando varios grupos radicales de protestantes se alzaron en contra de la Guerra de Vietnam. Si de algo estoy seguro, es que esta propuesta sería algo completamente olvidable si no estuviese presente la explosiva reunión de intérpretes que se hizo en torno al proyecto. Como favor personal o mero acercamiento al sinónimo de prestigio que genera el director, no es coincidencia ver los nombres de Julie Christie, Susan Sarandon, Nick Nolte, Chris Cooper, Stanley Tucci, Terrence Howard, Richard Jenkins, Brendan Gleeson y Sam Elliot, entre otros. Ya sea en calidad de secundarios más o menos visibles dentro de la historia, con mayor o menor importancia, que cada cinco minutos aparezca una cara reconocida y laureada impulsa el plano guión de Lem Dobbs hacia territorios más soportables. Pero algo no termina de cerrar.
La técnica está utilizada con solvencia y Redford siempre se deja ver como un director más que correcto y, sobre todo, buen narrador; lo que falla es el guión poco explicativo y en parte confuso. Con notables errores de verosimilitud, hay algunas cuestiones discutibles más, como el papel de fugitivo que se adosa a sí mismo Redford burlando a la Ley durante toda la película. Acusando 76 años, su hombre en pleno escape tiene un tono muy realista, pero por momentos hay unas pinceladas de vergüenza ajena al verlo correr y correr, con el alma en las manos. No se puede decir que el veterano actor no está en forma, pero en ciertas ocasiones es irrisorio su personaje, quien claramente no es un agente secreto al estilo James Bond. Haberse agendado el protagónico en vez de dárselo a alguien quince o veinte años menor lastima al propósito de la trama, y se nota.
Sin su elenco estelar, otro sería el cantar. Llevada por un guión poco provocativo, carente de impacto y/o sentido de urgencia para con la trama, The Company You Keep será apreciada mejor por los espectadores conscientes del aspecto histórico, ya que es una película madura, no pensada para todo público.