Mientras los superhéroes siguen dando dividendos, los estudios de Hollywood siguen a la pesca de la nueva gran franquicia. Cazadores de sombras, otra película montada en el boom de la literatura fantástica adolescente (y, seamos un poco pacatos: ¿por qué nadie recomienda a los adolescentes libros como El monte análogo, o Manuscrito encontrado en Zaragoza, o El Golem, o el Drácula original, o En las montañas de la locura siendo, como es, el gran momento?) que, esta vez, combina algo de Harry Potter (el mundo de fantasía es real y esta es la historia de una adolescente medium que debe lidiar con el poder de enfrentar lo invisible) y Crepúsculo (adolescente niña descubriendo amor y erotismo) a ver si el pastiche funciona. A medias: en lugar de presentarnos personajes que nos atraigan, cada bache se llena con efectos especiales, haciendole flaco favor a la narrativa clásica y -obviamente- a los efectos especiales. Algunos momentos de puro diseño funcionan bien, pero el balance es negativo.