Los héroes son ahora adolescentes
Luego del boom Crepúsculo (Twilight, 2008) y la recientemente estrenada La huésped (The host, 2013) desembarca en los cines Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso (The Mortal Instruments: City of Bones, 2013) de Harald Zwart, otra película que seguramente se convertirá en una exitosa saga juvenil sin tener demasiado que ofrecer más que buenos efectos especiales.
Clary Fray (Lily Collins) es una adolescente que vive tranquilamente con su madre soltera en Brooklyn. Su vida normal se ve truncada por recuerdos de un pasado que ella desconoce y que la llevarán directamente a involucrarse con el clan de los Cazadores de Sombras, seres mitad ángeles mitad humanos que durante siglos han protegido a la humanidad de las oscuras fuerzas del mal.
Ya entrado el 2000 comenzaron a gestarse dos tendencias predominantes en la cinematografía estadounidense: por un lado, la de filmar cada vez más películas (o sagas) destinadas a un nicho de audiencia juvenil con personajes demasiado estereotipados; y por el otro, la de “refritar” (por no decir humillar) a los grandes y memorables personajes del cine de terror clásico de los años ’30. Nuevos hombres lobo, Drácula en forma de vampiros adolescentes y demás seres sobrenaturales reducidos a ser vistos por un público que ni siquiera conoce sus verdaderos orígenes en la historia del cine.
Caso aparte fue la serie Buffy, la cazavampiros (Buffy the Vampire Slayer) allá por 1997, que se constituyó como la pionera en revivir un clásico del cine de terror y enlazarlo con iconos más contemporáneos; y que, además de no apuntar solamente a los adolescentes, evocaba aspectos mucho más profundos: las relaciones amorosas muy conflictivas y un fuerte feminismo, entre muchos otros.
Se puede decir que en Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso, basada en la novela de Cassandra Clare, éxito en ventas en los Estados Unidos y la primera de una saga de seis libros, está presente la homosexualidad, el camino del héroe y el sacrificio (si se la coloca a la altura de Buffy), pero no deja de ser una película con muchas escenas predecibles y que se va volviendo cada vez más absurda hacia el final.
Se destaca Jamie Campbell Bower, a quien se vio cantando al estilo ópera en Sweeney Todd: el barbero demoníaco de la calle Fleet (Sweeney Todd, The Demon Barber of Fleet Street, 2007) y también en la saga Crepúsculo. No así Lily Collins (Espejito, Espejito, 2012), cuyo rostro seguramente ya está catapultado a los films llamados “juveniles”.
La película de Zwart no es otra cosa que un puñado de escenas visualmente atractivas que no aburren y un reparto actoral notable. Sin embargo no ofrece nada novedoso, por lo que no se diferencia de otros films de su tipo. Por supuesto que surtirá efecto en el público al cual parece querer llegar.