Las chicas sólo quieren divertirse
Ni el despropósito que muchos anticipaban ni la gloria cómica que podía esperarse de Feig con McCarthy, Wiig, McKinnon y Jones, este reboot de la saga ochentosa resulta un poco forzado, pero finalmente disfrutable.
Lo mejor que se puede decir de este reboot femenino de Los Cazafantasmas, saga emblemática de la década de 1980, es que sobrevive con bastante dignidad a todas las polémicas (la propia idea de reciclar la franquicia, la elección de un elenco femenino, el poco eficaz trailer) que arreciaron tanto durante su realización como en estos tiempos de lanzamiento globalizado.
En primera instancia, podría decirse que Cazafantasmas es moderada, limitada, espasmódicamente divertida y que se ve con cierto agrado, sin jamás sentir esa irritación que generan muchas veces las comedia que son del todo fallidas. Por otro lado, también provoca algo de decepción porque con un poco más de riesgo, desenfado y cohesión podría haber sido bastante mejor de lo que es. En este sentido, tratándose del reencuentro del director de Damas en guerra, Chicas armadas y peligrosas y Spy: Una espía despistada con Melissa McCarthy y Kristen Wiig, más los apreciables aportes de las SNL Leslie Jones y Kate McKinnon, podía esperarse algo más audaz.
La película luce demasiado tensionada entre lo que seguramente querían los ejecutivos de Sony (algo accesible para todo público y que sirviera como inicio de una nueva saga), la “necesidad” del homenaje permanente a los films originales y una propuesta más desprejuiciada, más zafada, en la línea de la Nueva Comedia Americana. Así, se nota que algunas cuestiones no funcionaron del todo bien en los testeos y la narración por momentos no fluye demasiado (se notan ciertos hachazos de escenas que luego se recuperan en los títulos finales que funcionan como una suerte de “Deleted Scenes” y ya se anunció un Director's Cut para la edición en Blu-Ray). También aparecen demasiado contenida, como si estuviera atada para no desplegar todo su histrionismo, ese alud de comicidad física que es Melissa McCarthy.
Correctas pero sin grandes pasajes para su lucimientos tanto Kristen Wiig como McCarthy y algo estereotipada la afroamericana Jones, lo mejor del cuarteto protagónico que caza fantasmas por las calles de Nueva York (sobre todo en Time Square) es Kate McKinnon, mientras que también se disfruta como el secretario/recepcionista torpe y hot (un simpático reverso del lugar común femenino) a Chris Hemsworth.
Algo parecido ocurre con los cameos (Bill Murray, Day Aykroyd, Sigourney Weaver, etc.): se agradecen, pero también resultan un poco obvios, subrayados. El uso de los efectos visuales no es abusivo aunque la resolución se alarga demasiado y es bastante convencional. Cabe consignar que, tras los títulos de cierre, hay una escena adicional (nada del otro mundo) pensada para una secuela (los resultados de taquilla dirán si finalmente se hace o no) y una dedicatoria merecida a Harold Ramis, coguionista del film original, fallecido en 2014.