El director Paul Feig combina acertadamente el tono fantástico con la comedia popular, aprovechando al cuarteto protagónico femenino con buenos gags, entre cameos de figuras y algunos sustos.
A treinta y dos años del éxito de Los Cazafantasmas y su secuela, el director Paul Feig -el mismo de Damas en guerra y Chicas armadas y peligrosas- relanza al nuevo equipo femenino de la nueva versión y lo hace manteniendo la nostalgia de las dos títulos anteriores, pero con una estética moderna.
En este caso, la nueva versión de Cazafantasmas combina acertadamente el tono fantástico y paranormal -el comienzo en la mansión convertida en un museo y habitada por un espíritu maligno ofrece sustos- con la comedia popular que trae a Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Leslie Jones, Kate McKinnon y al "adonis" Chris Hemsworth -Thor-, como el nuevo secretario del grupo especializado en atrapar fantasmas que deambulan por la Tierra.
La trama explota la química entre el cuarteto femenino con gags que dan en el blanco, guiños a películas populares y hasta un chiste sobre el futuro presidente de los Estados Unidos, permitiendo los cameos de Bill Murray, Ernie Hudson y hasta Sigourney Weaver en los minutos finales, y con el rol del alcalde de Nueva York a cargo de Andy García.
Un portal se abre y trae a las criaturas más monstruosas -el recordado muñeco de nieve- que amenazan Times Square, colocando al cuarteto que ahora alquila un galpón destartalado y ubicado arriba de un restaurante chino, como las nuevas salvadoras del mundo.
A la manera de modernas heroínas y respaldadas con la tecnología necesaria para detectar y atrapar a las entidades que andan sueltas, la película se sostiene por el ritmo impreso a las diferentes secuencias -la escena del subte funciona como la del comienzo- y con un clima de chistes permanentes que salpican la pantalla.
Impulsada por el pegadizo "leit-motiv" que la hizo popular, Cazafantasmas está preparada para capturar a nuevas generaciones y al público adulto que disfrutó con las otras dos entregas, dividiendo también las aguas, y jugando con las presencias del "mas allá".