Girl Power
Con mucha expectativa se esperaba esta remake del ya clásico film de Ivan Reitman, Los cazafantasmas (Ghostbusters, 1984), no porque se tratase de una obra maestra sino porque la evocación a la nostalgia era uno de los puntos más importantes a tener en cuenta en el resultado.
Básicamente la duda surgía ya que una reciente serie de películas que tomaron clásicos de los ochenta no han podido resolver de manera satisfactoria sus propuestas y han destrozado los recuerdos de generaciones enteras ante la falta de calidad de los productos. Pero acá el resultado es otro, porque Cazafantasmas (Ghostbusters, 2016) trabaja la idea de un grupo especializado en encontrar y atrapar fantasmas, para disparar otras que acercan más a la comedia que al género fantástico en esta nueva versión de Paul Feig.
Dos ex amigas, Abby (Melissa McCarthy y Erin Kristen Wiig, ambas recurrentes en el cine de Feig) se reencuentran tras el descubrimiento de la nueva edición de un libro lleno de falacias y mentiras sobre espectros, fantasmas y otras apariciones. La más recatada y “estudiosa” de ambas, Erin se acercará a Abby para exigirle que retire de amazon el libro y poder así, recuperar su prestigio y lugar en una reconocida universidad. Pero cuando Abby se niega, y le demuestra que cada una de esas “teorías” aplicadas en la publicación es real, deciden aceptar la misteriosa tarea de cazar los fantasmas que habitan en una vieja mansión.
Cazafantasmas narra su relato en clave de comedia con un sinfín de gags, slapstick, confusiones y muchos chistes, algunos de ellos predecibles pero que le impregnan un dinamismo a la historia, clave para suplir su falta de respeto al género.
Si por momentos el film se transforma en un gran sketch, similar a los que la mayoría de las actrices bien podrían haber protagonizado en SNL -a las mencionadas se suman Jillian (Kate McKinnon) y Patty (Leslie Jones)-, sucede justamente porque el virtuosismo de Feig radica en su habilidad de tomar la base del clásico film, resignificarlo y actualizarlo apelando a un lenguaje visual sincopado que potencia el gag y el humor ante la fantasía y la sorpresa.
La extensa serie de cameos de los cazafantasmas originales, como también la incorporación de Chris Hemsworth como Kevin, una suerte de asistente de las mujeres, posibilitan también una serie de bromas que rozan el film con la comedia bizarra y escatológica (tan afín a la nueva comedia americana).
La atmósfera nostálgica de aquello que fue pero que también puede transformarse y construir un nuevo tipo de discurso, es uno de los grandes aciertos de esta remake, que sin ser una obra que pasará a la historia por sus logros narrativos, permite el disfrute desde la escena número uno, no sólo para los fanáticos de la saga sino también para la necesaria puesta al día de las nuevas generaciones.